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miércoles, 30 de abril de 2014

La excepción que confirma la regla

Pero vamos a ver, ¿en qué cabeza cabe que una excepción confirme una regla? ¿No es mucho más lógico suponer que una excepción desmienta una regla? "Todos los catalanes son agarrados" "No, mira, mi tío Carles es muy desprendido" "Ajá, ahora que has encontrado una excepción, ¡¡sabemos seguro, más allá de toda duda, que todos los catalanes son agarrados!!".

Es la típica frase que te dicen cuando eres pequeño y a fuerza de repetir la tomas como algo cierto. "El creíque y el penseque son hermanos del burreque", "La excepción que confirma la regla".

Mi amigo John dice que originalmente, la expresión era "La excepción que prueba la regla", donde "prueba" significa "pone a prueba", "desafía", no "demuestra", "confirma". Algún par de idiotas más tarde y nos queda esta estúpida expresión.

lunes, 21 de abril de 2014

Catorce años de rol

El año pasado empecé una serie sobre los juegos de rol a los que he jugado, y me quedé a medias escribiendo la entrada de Vampiro. Tengo ganas de continuarla, pero ahora quería hablar de las dos últimas partidas que dirigí.

Ambas fueron partidas de mi propia adaptación de Dungeons and Dragons. La primera, en lo sucesivo referida como F. L. A. S. H., fue el sábado anterior a Semana Santa en Madrid con mi grupo habitual, y la segunda, en lo que sigue "los novatos", el Jueves Santo en Vigo con Pedro Luis y Diego (compañeros originales de partida en su día) y otros tres chicos (los verdaderos novatos) más conocidos por ellos que por mí. Los novatos me pidieron, a través de Pedrito, que organizase una partida. En el momento me apetecía nada y menos, pero me esforcé porque la situación suele ser la inversa, y quería aprovechar.

F. L. A. S. H. es un grupo de seis a ocho personajes, con los habituales en nivel 4, lo que significan una veintena de partidas a sus espaldas. Los novatos eran personajes recién generados. F. L. A. S. H. estaban profundizando en una mazmorra ya conocida, mientras que los novatos se aventuraban por primera vez en el Trono de Ceniza, una aventura no muy larga basada en un mapa de Dyson Logos que yo he llenado de monstruos, tesoro y atrezo.

el mapa de Dyson tras una rápida numeración en  Paint

Con ambos grupos noté una gran fluidez, lo cual es normal con mis jugadores habituales, pero que resultó una grata sorpresa en el otro caso. De hecho tenía yo cierta aprensión previa a la partida por no conocerlos. Sin embargo, se plantaron allí con muchas ganas de participar, sin ideas preconcebidas al respecto de las reglas y con un enorme respeto. Y con respeto quiero decir que no cuestionaron en ningún momento mi autoridad, ni se quejaron por malas tiradas, y me dio la sensación de que valoraban el esfuerzo que supone prepararse la partida. Esto me dio mucha tranquilidad para llevarla, con lo cual pude concentrarme en los detalles, dejando que ellos llevaran la voz cantante.

Uno de los novatos, que había jugado a varios juegos de rol de ordenador y era el guerrero, era el más activo, e insistía en actuar de uno u otro modo, reprimiendo a los otros dos novatos, que eran más tímidos. Por esa razón, de cuando en cuando tenía que pedirle que esperase para ver lo que querían los demás. Esto también me pasa con F. L. A. S. H., donde es Capuchino a quien tengo que contener (claro que también es un poco novato). Creo que saber poner en espera a los jugadores con tanta iniciativa es responsabilidad del Máster, ya que es fácil dejarse llevar por los acontecimientos y que sólo aquellos participen en la acción. ¿El medio para ponerlos en pausa? Simplemente decir "perdona" mientras levantas la mano y das la vez al que está callado.

Otra cosa que creo que he mejorado con los años es ser muy sincero con los jugadores. Si ellos sacan una mala tirada, han de apechugar, y yo también: muchas de mis tiradas son públicas y la interpretación de las mismas anunciada de antemano ("si saco de 18 a 20 el monstruo pasa de largo"). Además, si me he equivocado con algo, ya sea interpretar una regla o las notas de la mazmorra, y me doy cuenta, lo digo y trato de rectificar. Si no actúas con honestidad en esas situaciones, se potencia un antagonismo entre jugadores y Máster donde debe existir confianza. Si mis jugadores ven que estoy siendo consecuente e imparcial, cuando tome una decisión que no les guste entenderán que tengo mis motivos aunque ellos no los conozcan aún.

Los novatos lo hicieron muy bien, evitaron la muerte, exploraron extensivamente la mazmorra y cuando estaban contra las cuerdas (y eran las 2 de la mañana en el mundo real) salieron tranquilamente de allí con un botín no muy grande (un diamante, cien monedas de plata y algunas curiosidades). No se cortaron un pelo en gastar sus recursos, sin guardarlos para luego ni nada. Pedrito, que llevaba un mago, lanzó el poderoso Hechizo del Sueño en el momento justo, frente a unas gárgolas que habían sido casi la muerte de F. L. A. S. H. (entonces sólo Callahan y Fols) en su día, haciendo de uno de los peores encuentros de la mazmorra un paseo.

uno de los clérigos del grupo no tuvo reparos en gastar su Santa Granada contra una malvada hiedra carnívora

En lo que respecta a mis jugadores de Madrid, dos de ellos, relativamente nuevos en esto, ya han formado sus propios grupos paralelos, en los cuales ellos dirigen la partida con sus amigos. Son casi más killers que yo (en mi actual campaña han muerto ya ocho personajes y seis de sus sirvientes, pero ellos han tenido varios Siniestros Totales) y sin embargo sus jugadores están encantados. 

En cuanto a mí, no puedo estar más orgulloso de haber propagado el hobby hasta ese punto.

viernes, 11 de abril de 2014

A veces cuesta llegar al estribillo

Ayer volviendo de inglés me encontré a Manu Blasco, un aeronáutico covarrubio unos años mayor que yo y con el pelo prácticamente blanco. Manu, que es un sol de tío, terminó la carrera hace un mes, después de muchos años de sinsabores. Hace un poco más comenzó a trabajar con un par de compañeros covarrubios en su exitosa empresa, y dice que la satisfacción de trabajar allí, la dinámica diferente, la sensación de ser útil y productivo, es lo que le ha dado fuerza para acabar.

Hoy ha sido mi quinto día de curro y me siento igual.


viernes, 4 de abril de 2014

Dos fotos muy malas de un día muy bueno



Por mi cumpleaños, Iris me regaló una entrada para el Circo Price, que es un circo con mucha solera de Madrid. El espectáculo era ofrecido por una compañía de acróbatas francesa llamada La Meute, la cual conoció Iris en un documental que le había encantado. Por eso, decidió llevarme hace un par de semanas.

Los artistas proceden sobre todo de Francia, pero hay un palestino y un español, creo. Tocan varios instrumentos, visten  pañales o toallas atadas de diversas maneras, supuestamente sin nada debajo, y mantienen un tono muy humorístico. De hecho, a veces era difícil saber si estaban en serio o tomándonos el pelo. Sin embargo, de repente hacían ¡pop! y se subían a lo más alto del trapecio, saltaban por encima de dos de sus compañeros, siete metros en el aire, y luego ¡hop! se montaban los seis en la misma bicicleta, dos delante y cuatro detrás. Duró algo más de una hora, que se me pasó volando, y lo disfruté como un enano. Los recomiendo a todo el que tenga oportunidad.

jueves, 3 de abril de 2014

Pleno empleo



Hace una semana me llamaron de Everis, una consultora que también se dedica a ingeniería, para proponerme unas prácticas remuneradas. Resulta que el jefe del proyecto de un amigo quería a un ingeniero aeronáutico y le preguntó a él, quien pensó en mí.

El lunes tuve la entrevista con el jefe en cuestión, José Ángel Gallego. Allí estaba yo de americana y camisa, algo nervioso, pero él fue muy cercano a la par que profesional y me lo hizo más llevadero.

Anteayer me llamaron para darme el sí; luego tuve que ir a la Seguridad Social a por mi número y hacer un par de gestiones más. Empiezo el lunes que viene, currando de 9 a 2.

Ahora voy a desempolvar los manuales de software que necesitaré para el curso, así como los de aerodinámica.