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domingo, 7 de junio de 2020

Cafectuosamente: Marcilla y Bonka


El primero de los cafés de esta entrada es el Marcilla Gran Aroma, de tueste, por supuesto, natural. Nos terminamos el paquete y aún no sé a qué sabe. Nuestra conclusión es que es café. Sin embargo, es anodino, incluso un tanto insípido. Me parece muy apropiado para una oficina en la que la gente, cuando le preguntas "¿qué tal?", te contesta "aquí, de lunes", antes de dar un sorbo a su café con cuatro píldoras de sacarina y continuar su presentación de Power Point.

El paquete, eso sí, es muy cómodo.


El siguiente café comienza con el hándicap de ser una marca de Nestlé, Bonka. En general, huimos de los productos de Nestlé, porque la multinacional suiza es el mal, pero este café asegura ser de cultivo sostenible y tiene varios sellos de sostenibilidad. En aras de completar el estudio, decidí probarlo. Y cuál no sería mi sorpresa al ver que es uno de los mejores que hemos probado. Muy suave, con mucho cuerpo y con un matiz que yo llamé chocolatoso, pero el paquete dice que es de madera, y en cualquier caso está muy rico. Me da pena que no vaya a poder ser este el café que tome habitualmente, porque me ha gustado tanto como el Colombia de Hacendado.

Hasta la próxima y recordad: ¡café hervido, café perdido!

sábado, 6 de junio de 2020

No spicy


Acabo de hacer poha para desayunar. La poha es un aperitivo marati (de Maharashtra, el estado indio al que pertenece Bombay), que me chifla y que me resultó muy difícil de encontrar en nuestro último viaje. Por suerte, me traje varias bolsas del ingrediente principal, que son copos de arroz deshidratados. Hace años que los traje de India, y ocasionalmente los cocino. He pensado en compartir mi receta. Se puede tomar en cualquier momento del día, y si nunca habéis desayunado picante, es sorprendentemente agradable en días de calor como el de hoy en Madrid.

Lo primero es conseguir los copos, o un sustituto. Desconozco si se venden en España, y tiene pinta de que sean un poco complicados de hacer en casa (son granos de arroz ya cocido, aplastados y deshidratados). Se me ocurre que se pueden sustituir por arroz largo, cocido del día anterior y atemperado.


Suponiendo que tengáis los copos, hay que hidratarlos (en un colador bajo un chorro de agua) y reservarlos.

En una sartén, puse un poco de mantequilla a derretir, y en cuanto estuvo líquida añadí una cucharada de cominos enteros. Ojo con los cominos que se queman enseguida. Luego, corté cebolla* (en este caso roja porque era la que tenía, da un poco igual) en cachos pequeños y la añadí, al igual que dos cayenas machacadas. En palabras de Iris, esto le dio "el toque de picante perfecto", pero, claro, ella vivió en India. Para el español medio, seguramente estuviera absurdamente picante para un desayuno. Si no te gusta mucho el picante, sugiero poner las cayenas enteras y retirarlas antes de servir.

Cuando la cebolla se doró, añadí un puñado de cacahuetes. Solamente al final se echan los copos de arroz, y yo también aproveché mi fondo de armario oriental para añadir una cucharada de garam masala. Que si no tienes, no pasa nada (puedes conseguir un efecto similar con pimienta, nuez moscada y clavo).

Recordad que para ser auténtico, se ha de comer con la mano, en cuyo caso no os toquéis la cara luego, que lleva cayena. Recomiendo acompañar con masala chai hirviendo bebido en vasos de chupito.

Namastë!

*En India también comimos a veces aloo poha, que cambia la cebolla y cacahuetes por patata, pero a mí me gusta menos.