El primero de los cafés de esta entrada es el Marcilla Gran Aroma, de tueste, por supuesto, natural. Nos terminamos el paquete y aún no sé a qué sabe. Nuestra conclusión es que es café. Sin embargo, es anodino, incluso un tanto insípido. Me parece muy apropiado para una oficina en la que la gente, cuando le preguntas "¿qué tal?", te contesta "aquí, de lunes", antes de dar un sorbo a su café con cuatro píldoras de sacarina y continuar su presentación de Power Point.
El paquete, eso sí, es muy cómodo.
El siguiente café comienza con el hándicap de ser una marca de Nestlé, Bonka. En general, huimos de los productos de Nestlé, porque la multinacional suiza es el mal, pero este café asegura ser de cultivo sostenible y tiene varios sellos de sostenibilidad. En aras de completar el estudio, decidí probarlo. Y cuál no sería mi sorpresa al ver que es uno de los mejores que hemos probado. Muy suave, con mucho cuerpo y con un matiz que yo llamé chocolatoso, pero el paquete dice que es de madera, y en cualquier caso está muy rico. Me da pena que no vaya a poder ser este el café que tome habitualmente, porque me ha gustado tanto como el Colombia de Hacendado.
Hasta la próxima y recordad: ¡café hervido, café perdido!