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sábado, 20 de agosto de 2016


Hoy, a mediodía, ha fallecido mi abuela paterna, Antonia Cuadrado. Cumplió 91 años el pasado 4 de agosto, cumpleaños en el que no pude estar, así como tampoco podré asistir a su funeral. Me queda el agridulce recuerdo de este julio de hospital y estos años de residencia... Pero no, me niego a acordarme sólo de eso, me obligo a pensar en la inefable señora de la calle Camelias, en la dicharachera profesora de literatura que estudió con Lázaro Carreter en los tiempos en que las mujeres se dedicaban a sus labores, en la elegante viuda que me paseaba por Vigo y por Samil hace cinco lustros . En la cariñosa abuela que preparaba estupendas meriendas para sus nietos, incluso cuando su salud ya no le permitía degustar los manjares de su Salamanca natal. En el cuchillo del pan, el Trinaranjus, las dedicatorias de Camilo José Cela, en los regalos de Navidad escondidos bajo la mesa camilla, el agua helada, las lentillas de cerca y las de lejos sobre unos inquisitivos ojos color turquesa, el sentido del humor, los cigarrillos Fortuna, todos los pequeños detalles de su vida. En el tremendo orgullo que siempre sintió por su familia, carnal y política; la confianza ciega en que todo lo que hiciésemos estaría bien para nosotros y la insólita tolerancia que demostró con todos nosotros.

Descansa en paz, abuela.

domingo, 14 de agosto de 2016

Dyson

Ya ha pasado mi primera semana trabajando para Dyson. Aunque trabajar, lo que se dice trabajar, no ha sido mucho, ya que estos días los he dedicado sobre todo a las induction sessions. Esto es, a las charlas introductorias, paseos por las instalaciones, sesiones de seguridad y salud... Todo un jaleo. A las primeras asistieron ingenieros como yo junto a gente con otro tipo de empleos, ya fuesen de administración, finanzas, marketing... En estas sesiones comunes nos contaron un poco de la historia de la compañía, los productos que ofrece o lo guay que es James Dyson. Que realmente es un crack: la compañía es exclusivamente suya, y tiene un beneficio anual de ¡casi 450 millones de libras!

Lo primero que nota uno en Dyson es la obsesión con la seguridad. Por eso no puedo describir las instalaciones o procesos como me gustaría, ya que aún me gustaría más conservar el empleo. Tampoco puedo sacar fotos en las instalaciones, ni traerme documentos a casa, ni cosas así. Hay que pasar la tarjeta para cruzar la mitad de las puertas en tu camino, siempre has de llevar esa tarjeta al cuello y no tiene ningún motivo o adorno que la haga reconocible, salvo la cara del portador. De este modo, si se extravía y algún malintencionado la encuentra, no sabrá a dónde puede acceder con ella, en el supuesto de que sepa que es de Dyson. Porque además, según tu puesto de trabajo hay puertas a las que no puedes acceder.

Lo segundo que nota uno en Dyson es lo enorme que es, y que funciona como un campus (de hecho lo llaman así a veces): hay alrededor de mil ingenieros de entre 20 y 40 años de múltiples especialidades, la mayoría británicos pero con unos cuantos españoles. Casi todos estos ingenieros trabajan o bien en Desarrollo, que es donde estoy yo, o bien Innovación/Investigación, de carácter súper secreto; tanto que yo no sé qué proyectos hacen. En Investigación (propiamente Research) trabaja Gareth, así como otros varios personajes de Mamsbri que he ido conociendo a lo largo de la semana. De mis otros compañeros, Farai y Alex trabajan en Desarrollo de nuevos productos, igual que yo; Ben es el único que no es ingeniero y trabaja en otro tipo de oficinas (aunque en el mismo edificio). Me los encuentro de cuando en cuando, ya que estoy todo el rato de aquí para allá.

Entre sesión y sesión, tengo ratos con mi equipo, Sistemas de separación o "Sepsys". Mi superior y otro compañero están de vacaciones, así que por ahora he tratado con Misael Furon, francés, y Matty, "I'd go with 'British'" como dice él. Misael está un rango por encima y Matty uno por debajo; aunque, claro, lleva mes y medio en la empresa y es él el que me ha instruido en varios procesos de pruebas que estamos llevando a cabo. He ayudado un poco, he conocido a mucha gente, he hecho muchas preguntas y sobre todo he tratado de grabar en mi mente tanta información nueva.

En Dyson tienen un taller para madera y plásticos y otro para metales. Tienen cámaras de control climático para hacer pruebas en determinadas condiciones de temperatura y humedad. Tienen un equipo completamente dedicado a hacer Mecánica de Fluidos (CFD incluido) y otro a Análisis Estructural. Tienen un presupuesto para I+D enorme, que permite probar las ideas con facilidad, construir prototipos, realizar todo tipo de ensayos, modificaciones... Tienen una plantilla creciente de gente joven, inteligente y de la que hay muchísimo que aprender, tanto que abruma. Tienen grupos de escalada, yoga, ciclismo de pista y de montaña, entre otros. Tienen una página web interna con documentación generada por sus propios ingenieros, a la que puedes acudir en caso de necesidad. Tienen un avión de combate en el parking y otro en el comedor.

Así que sí. Doing well.





P.D.: Gareth es doctor en Burbujas. Y también he conocido a un doctor en Corazones y a una pareja que se hacen llamar Weasel y Frog ("Comadreja" y "Rana").

P.P.D.: Detalles aburridos: ya tengo teléfono (el whatsapp sigue siendo el mismo) y cuenta bancaria y a final de mes me darán el número de la Seguridad Social británica, el NIN.

domingo, 7 de agosto de 2016

Mamsbri

El jueves llegué a Malmesbury pasada medianoche. Adrián el vikingo me recogió en el aeropuerto de Bristol y me trajo en su coche, y por ese inmenso favor se ganó un paquete de jamón y una botella de Rioja, que es de recibo ser agradecido. El vuelo fue muy bien, pese a unas turbulencias bastante violentas cuando debíamos estar sobre Bretaña o así; le cedí mi asiento de ventanilla a una niña llamada Carlota, cuyo padre, inglés asentado en León, me dio mucha conversación durante el viaje. En el aeropuerto nos despedimos afectuosamente y me deseó mucha suerte en esta empresa.

Ben Burston nos esperaba en la puerta de Abbey Row 27, la inmensa vivienda centenaria en la que viven cuatro trabajadores de Dyson: el mismo Ben, que es technical writer y escribe manuales para que la gente de atención al cliente pueda atender al cliente; Gareth, doctor ingeniero de espesa barba roja; Farrai, un chico negro del que no sé mucho por ahora; y Alex, un becario de 20 años que aparenta muchos más por su madurez. El otro habitante de la casa es el gato Arkham, que es un poco cabrón pero cariñoso.

PURRR
Ben, que pasaría fuera el fin de semana, me enseñó la casa brevemente, incluyendo el armario bajo la escalera que será mi cama improvisada durante una temporada de al menos una semana. Después, he de ver si busco algún otro lugar, o uso un sofá cama de los varios que hay por el caserón, o qué. La verdad es que el cuarto de Harry Potter da pena verlo, pero sólo lo uso para guardar mis maletas y dormir. Porque hacer cualquier cosa más es imposible:

espero que cualquier día me llegue una carta de Hogwarts
El viernes me levanté cuando ya todos se habían marchado al trabajo. Desayuné lo que pude  antes de salir al banco, a comprar adaptadores de enchufe y algo de comida. En el banco me dieron cita para el próximo viernes, por razones que no alcanzo a comprender, para abrirme una cuenta inglesa. Con los asuntos acuciantes resueltos, me volví a casa, donde comí después de pasar un rato pendiente de emails y temas similares. Por la tarde, fregué solidariamente unos cacharros del día anterior y pasé la primera aspiradora Dyson que llegaba a mis manos, que me costó un poco comprender porque tiene múltiples modos de operación. Sin embargo, una vez entendido el funcionamiento, la verdad es que funciona guay.

Más adelante, me di un paseo por Malmesbury, por zonas que no había visitado la ocasión anterior (cuando fuimos Iris y yo para mi entrevista). El día, por cierto, estaba estupendo, y me sobró el jersey que me había llevado por estar la casa un tanto húmeda. Este pueblo es precioso, tiene muchísimo patrimonio tanto arquitectónico como natural en forma de múltiples jardines. Me di un paseo por un tal Conegry Mead lleno de ortigas que resultó bastante agradable, aunque no vi ni un solo animal divertido.

la abadía de Malmesbury vista desde atrás

un jardinzuelo que queda detrás de nuestra casa
Fue después de este paseo que me encontré a Gareth y a Alex en casa. Resulta que Gareth trabaja en el equipo de igual nombre que el mío (Separation Systems, Sistemas de separación), pero mientras que yo trabajaré para el departamento de Desarrollo, él lo hace en el de Innovación. En cuanto a Alex, es un chico de origen canadiense y peruano, que ha vivido en mil sitios, y que es muy majete. Me prestó un cinturón, que los míos se me han olvidado, cuando nos fuimos al pub a tomar unas ales.

En el pub conocí a aún más ingenieros de Dyson, entre otros otro becario llamado Magnus que me recuerda a mi amigo Abel, y con el que he quedado en ver las Perseidas en unos días.  Era ya noche cerrada cuando Gareth y yo volvíamos a casa a la loca hora de las 11. Después de ver un cacho de "The Thing" (la peli de John Carpenter) con Alex y Magnus, que habían vuelto antes, me fui al sobre en mi curruncho.

Al día siguiente, el sábado, me recogió Fon, el primo de Iris, para llevarme a Gales a la playa. Fuimos charlando alegremente todo el camino: del trabajo, del alojamiento, de Iris, de su novia Marta que ha conseguido cambiar de trabajo... A la hora y media llegábamos a Barry Island, que está a media hora de Cardiff, y de nuevo tuvimos un día sorprendente para lo que es este país:

el agua estaba en Inglaterra
El día transcurrió tranquilamente. Nos hicieron compañía tres amigos de Fon; una chica que vive en Cardiff y una pareja que vive en Swindon, todos ellos españoles (de Burgos, Montilla y Ronda). El chico de esta pareja es ingeniero en Dyson, también. Me bañé, añadí la décima playa al verano, vimos numerosas musulmanas de diferentes tonalidades bañarse vestidas (chicas musulmanas: no os dejéis engañar! Hay que sentir el agua del mar en la piel), me dio bien el sol y a última hora vino un bloque monolítico de nubes que echó a todo el mundo de la playa. Eran las siete cuando cogimos la carretera de vuelta, de nuevo amenizada por la conversación. A eso de las nueve entraba en casa a tiempo de unirme al visionado de Whiplash con Gareth, Alex y Magnus.

En el sentido de las agujas del reloj: yo mismo, Edith, Fon, Javi, Marta
Hoy me he levantado tardísimo, pero he dormido en el sofá cama de la llenísima biblioteca de Ben. Y lo más reseñable del día son las tortillas de patata (con cebolla una y con chorizo otra) que preparé para Gareth y Alex, y que nos hemos comido a la loca hora de las 7 de la tarde. Mañana es ya mi primer día en Dyson... ¿Qué me esperará?

miércoles, 3 de agosto de 2016

Galifornia

Desde hace unos años se da en llamar Galifornia a las Rías Bajas de Galicia, por su similitud con la Costa Oeste americana. Y esta similitud no es inventada, es bastante cierta, como veréis a continuación. Estas vacaciones me propuse visitar el máximo número de playas posibles, lo cual puede parecer una obsesión pero que, oye, me permitió aprovechar al máximo los días. En orden cronológico:

Playa 1: Bouzas

El primer día de vacaciones fuimos Iris y yo a Bouzas, un barrio en las afueras al oeste de Vigo. Lamentablemente y debido a la zona franca de Citroën, la playa no es gran cosa, pero nos quitamos las ansias de sol, arena y agua salada.

al fondo, la iglesia donde se casaron Laura y Manu
Playa 2: A Ladeira

A Ladeira es donde siempre vamos Iris y yo, porque le queda a dos minutos de la casa de veraneo. Desde hace unos años no retiran las algas por la mañana y el ecosistema ribereño ocupa toda la playa, incluyendo numerosos peces de tamaño considerable. Este año, como otros, fuimos varias veces.
Montelourido desde A Ladeira
Playa 3: Samil

Un día, antes de comer, mi madre y yo nos dimos un largo paseo por la famosa playa de Vigo, que tiene mala fama entre los locales no sé muy bien por qué y que cuenta con unas bonitas vistas.

Silbo rockabilly en mi pitagol; el cielo azul, y brilla el sol.

Olas en el mar, y en el Sanyo Radio Popular
Playas 4 y 5: Baja Galifornia

Un día de esos nos hicimos una escapada a Portugal, nos cogimos un hotel y disfrutamos de las amplísimas playas de Esposende y Apulia, así como de la gastronomía portuguesa. Estas playas dan al Atlántico abierto y encima sopla el viento terriblemente, así que... no nos bañamos.

la infinita costa portuguesa en Esposende
Playa 5: Playa América

Una de las playas más grandes de la zona, Playa América acaba donde empieza Panxón. Es una zona muy típica de veraneo de la gente más holgada de Vigo, y en ella se organizan unas grandes hogueras en San Juan. Me di un baño y un paseo antes de ir en busca de Iris a A Ladeira.

panorámica de Praia América-Panxón
Playa 6: San Pedro (Asturegón)

Mención honoraria a una playa de Oviñana. Fui dos días a Asturias para ver a mi familia antes de marcharme a la pérfida Albión, y debieron ser los únicos que hizo bueno. Así que me di un par de baños en el Cantábrico.

panorámica de San Pedro de la Ribera, Cudillero
Playa 7: O Vao

O Vao es la playa a la que iba siempre de adolescente, con los amigos. Es muy amplia y profunda, con lo que siempre hay sitio para las pandillas. Lamentablemente, de esta playa no saqué una foto. El día estaba un poco nublado y no me bañé, para mi vergüenza.

Playa 8: Area de Bon

Area de Bon es una de mis playas favoritas. Está ahí ahí con la de Rodas de las Cíes, y me trae muchos buenos recuerdos de mi infancia con mi amigo Javier Cerviño. A él y a su familia fuimos a visitar a su casa de Beluso, y nos dio tiempo a dos chapuzones en las gélidas aguas de la Ría de Aldán.

panorámica de Area de Bon
Playa 9: Mourisca

Ese mismo día, después de la opípara mariscada preparada por el inefable Román Cerviño y disfrutar de la excelente compañía, nos bajamos a esta playa, también en la Ría de Aldán. Es más pequeña y estaba abarrotada, pero mirad qué agua!

Mourisca
Bonus: la poza de Chaín

Mi último día en Vigo lo pasé con los amigos en Chaín, cerca de Gondomar, y me llevaron a una recóndita poza de aguas transparentes, donde sólo da el sol a partir de las cinco de la tarde. Buena para nadar, para meditar o para besarse con la pareja:

no hay que irse lejos para encontrar parajes naturales

Cómo no lo voy a echar de menos...


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