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sábado, 31 de diciembre de 2011

No te detengas

también llevé a cabo la Operación Barbarroja
Bueno, pues 2011 se acabó. Para mí ha sido un año bastante bueno. He conocido el sur de Italia, la India y Soria, he vuelto a encontrarme con los sobresalientes (Aerodinámica I & II!), he disfrutado de la compañía de mis amigos y de mis familiares como nunca... Incluso me ha valido para darme cuenta de lo importantes que son algunas personas de mi vida, que por una razón u otra no pasan tanto tiempo conmigo como nos gustaría. Le doy un nueve, a este año.

Espero que todos vosotros que estáis ahí fuera tengáis también motivos para alegraros de haber vivido este año. Pensad, pensad, porque haberlos haylos. Se acabó ETA, en los países árabes prendió la chispa de la revolución, Berlusconi dimitió... Vale, también se murió Steve Jobs y ganó el PP las elecciones. Pero todos los días sale el sol. Chipirón.

Gran parte de la satisfacción que uno encuentra en el año que acaba de pasar nace de sí mismo, y de las ganas que uno tenga de seguir asombrándose por las cosas de la vida. Puede que lo tengamos todo en contra, pero si eres capaz de sentir alegría porque un rayo de sol se escapa entre los árboles en un día de otoño, si eres capaz de apagar la música de tu mp3 para oír el silencio, si eres capaz de encontrar la belleza en las arrugas de un anciano, si eres capaz de reírte de ti mismo, buenas noticias: vas ganando.

por aquí voy yo a la nefaria ETSIA. Pero ¿es bonito o no?
Mi único propósito de Año Nuevo es no arrepentirme de nada. Quiero ser consciente y consecuente con mis decisiones, y tomarme mi tiempo para paladear todo lo que viva. No sólo las cosas divertidas, también ese tochazo de Sistemas de Navegación, y la rehabilitación de mi operación de menisco. Porque si te pasas la vida planeando para después, nunca tendrás un ahora.

Feliz año nuevo a todos los que me leéis, ya estéis en Vigo, Madrid, Lisboa, Oviedo, Soria, Granada, Ginebra, Rusia o Alemania (seáis quienes seáis). Espero que 2012 sea un buen año, que no se acabe el mundo y que siga entreteniéndoos con lo que escribo. Y si la vida os da limones...





No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo 
-Walt Whitman



martes, 27 de diciembre de 2011

La serie que tienen que hacer (2)

¿Qué es una serie de la HBO sin un buen negro? Los Soprano, supongo. El caso es que, bien por ampliar cuota de espectadores, bien por corrección política, a menudo uno de los personajes principales de esta excelsa cadena de pago es africano o afroamericano.

Si bien en el proyecto que nos ocupa plantea la dificultad de estar ambientado en la Edad Media en Europa, mala imaginación sería la que no pueda retorcer la Historia para introducir un estupendo actor de color. El primero que se me ocurre es Adewale Akinnuoye-Agbaje.

Este actor británico de padres nigerianos y nombre impronunciable se ha visto en El caso Bourne (donde da vida a Nykwana Wombosi), Lost (ugh, mala mía), algunas basurillas y el excelente drama carcelario Oz (adivinad... HBO), en el cual interpreta a Simon Adebisi. Su imponente físico y acento que supongo africano, real o fingido, lo colocan como candidato ideal para un papel secundario, como el exótico guardaespaldas de alguien importante, o un esclavo que luche por escapar, o la oveja negra del regimiento, un antiguo pirata del mediterráneo.


Michael K. Williams es conocido por su papel de Omar Little en The Wire y Albert "Chalky" White en Boardwalk Empire. Es un gran actor, que quizá tenga que trabajar para deshacerse del acento callejero, o quizá lo finja. En cualquier caso no va a ir por el Viejo Mundo soltando motherfuckas y nigga. Lo que lo hace llamativo para este nuestro proyecto es su enorme y emblemática cicatriz que le cruza la cara, recuerdo de una pelea en su vigésimo quinto cumpleaños.
I shit you not

Omar es un personaje popularísimo de The Wire, lo cual contribuye a crear expectación para mi serie. La gente se encariña de algunos actores, y les llaman la atención sus proyectos nuevos. Su apariencia y edad lo hacen apropiado para representar a algún combatiente veterano de África, tal vez un soldado subsaharianho en el ejército meriní que participa en alguna embajada en Europa.

Esto de los meriníes y otros imperios moros me lleva a que también estaría bien contar con actores bereberes, egipcios y árabes. Lamentablemente mi conocimiento de tales intérpretes es nulo, por lo que os animo a que me sugiráis alguno en los comentarios.

pero la Sigourney de hace 20 años
Cambiando un poco de tercio, nos hacían falta ya algunas mujeres, que hay que ser políticamente correcto, y aún siendo una serie nacida de las ganas de ver una buena pelea con espada larga, alguna teta tiene que salir. Si por mi fuera, Sigourney Weaver sería una de las protagonistas, una dama de la baja nobleza con más huevos que el caballo de Espartero, o una mujer soldado. Como la típica heroína que sale en las películas de Disney de después de comer, pero sin ninguna de las gilipolleces. Partiendo cabezas, cortando cuellos y recibiendo leches también. A lo Teniente O'Neil.

También, una diplomática con muchos matices, aparentemente frívola e inofensiva, más lista que un ajo y más peligrosa que una caja de bombas, y para rematar griega. Mira, se me acaba de ocurrir un personaje. Lo que no se me ocurre es quién podría interpretarla. Ellen Page (Juno, Origen, según lo escribo se me va del presupuesto...) or shit.

¡Ya sé, Drea de Matteo! Adriana en Los Soprano.
por sus, em, cualidades interpretativas


Vale, eso ha sido un poco machista. No se me ocurren chicas para los papeles, lo cual creo que es aún más machista. Lo malo que tienen las series (americanas o españolas) es que las mujeres suelen salir porque estén buenas y no ser parte muy importante de la trama. Quitando a Carmela Soprano, la Dra. Melfi, Kima Greggs y Rhonda Pearlman (Los Soprano, Los Soprano, The Wire, The Wire, respectivamente), supongo. También me imagino que no hace falta alguien muy conocido para ese tipo de papel, que creo que ganará con un buen guión. Tiene que ser buena actriz y un tanto vistosa. Además, tiene que no apellidarse Cruz.

En otro orden de cosas, como ya escribí en un comentario (¿alguno leéis los comentarios?), me gustaría contar con asesores históricos de la talla de Nikolas Lloyd, cuyo ecléctico blog (Lloydian Aspects) está en esa columna que hay a la izquierda de esta página. Mr. Lloyd es un tipo de Newcastle con un extenso conocimiento de los usos militares medievales, una facilidad de palabra maravillosa y suficiente ego como para no aceptar el trabajo para no verse menospreciado cuando al productor le haga mucha ilusión cualquier bobada anacrónica. Como el objetivo ulterior de este proyecto es precisamente deshacerse de anacronismos, pienso que este señor y gente como él son lo que se necesita para llevarlo a cabo: aficionados a la Historia y a las artes marciales europeas, con conocimiento de causa y ganas de hacer las cosas bien. Existen numerosas organizaciones  cuyos miembros se dedican a fabricar cotas de malla y espadas realistas y estudiar los usos de las mismas. Pienso que el potencial de estas organizaciones es enorme, tanto en conocimiento como en posible fuente de extras (que estoy seguro de que trabajarían por un bocadillo y confeccionarían su propio vestuario con tal de que todo saliera bien).

Uf, vaya como me he enrollado.

A la serie le hace falta un nombre.

sábado, 24 de diciembre de 2011

India (2)

Por fin habíamos llegado a Ahmedabad. Eran las siete de la mañana y en el pequeño aeropuerto de la capital de Gujarat los conductores de rickshaw se desperezaban, sin quitar el ojo de la puerta por la que salimos, en ávida busca de turistas que necesitasen ser llevados a la ciudad. Enseguida se acercaron a nosotros para convencernos de que no habría mejor manera de empezar el día que subiendo a sus triciclos motorizados. Es complicado quitártelos de encima, y aún no nos habíamos curtido en la tarea, pero prevalecimos. Al rato, que tal vez fuera corto, pero se me hizo infinito, llegó Iris, delgadísima, guapísima, radiante. Efusivos saludos procedieron como es menester, y montamos en el que era nuestro primer auto-rickshaw...

Si Bombay nos había asustado, Ahmedabad nos dejó anodadados. El tráfico en este país es demencial. No creo que sea capaz de expresarlo con palabras, pero lo intentaré:

"horn OK please"
La mayor parte de los vehículos son motocicletas de diversa cilindrada o rickshaws, con el ocasional coche (no eran especialmente antiguos, había también coches relativamente lujosos) o carro tirado por caballos, y una buena dosis de bicicletas. No existen los carriles ni la prioridad. A no ser que haya un guardia (lo que ocurre esporádicamente), es la ley del más rápido: si te das prisa en meterte entre dos coches antes de que pase el camión, pasas; si no, tal vez tengas que frenar, y, oh, debe ser un buen momento para tocar el claxon. Y ahora también, dale.

En serio, no sé qué función cumplen las bocinas en la India. Suenan sin cesar. La explicación más convincente es que la usan como los murciélagos: si el sonido vuelve es que hay un obstáculo en la proximidad y has de andar con ojo. O tal vez sea tu primo que te ha visto desde el otro lado.

Además, no acaban de coger lo del sentido de las calles. Es fácil ver una calle ancha, con una medianera para dejar claro que existen dos sentidos, y un par de finos carriles ad hoc, adyacentes a dicha medianera y en sentido opuesto al que les corresponde. O dicho de otra manera, un montón de gente en dirección contraria.

¿he mencionado ya que está lleno de motos?
El aire de la calle está extremadamente contaminado. Según Iris, es el país con el peor aire de la Tierra. Se junta que son muchísimos con que tienen todos moto. Mucha gente, si no lleva casco de moto (que se ve que no es obligatorio), lleva un pañuelo para no andar tragando humo como un bobo.

Durante ese viaje fue cuando vimos por primera vez el lado más pobre de la India. En una tapia de un solar, en una calle en medio de nada, vivían unas cuantas familias. Entiendo que no es lo mismo ser un sin-techo en India que en Polonia, pero era triste igual. Se podía ver a niñas pequeñas jugando semidesnudas entre la inmundicia... Eso no era bonito. Somos una sociedad tan consumista, y sin embargo permitimos que haya personas sin un techo bajo el que dormir.

Esa gente vive ahí.
En fin, por lo menos siendo como es el país, pueden sobrevivir con menos de nada. De cuando en cuando hablan de toda esa gente que vive "con menos de un euro al día", y aunque es un dato terrible, lo cierto es que hay países en que un euro al día da para mucho más de lo que pensamos. Lo que no quita que nadie se merezca vivir así. En la India hay un montón de pobres, pero no son ellos los que más te atosigan con ofrecimientos o peticiones. Aunque sí que nos pidieron limosna unas cuantas veces, los que se pasan de pesados son los comerciantes, de lejos. Los pobres casi parece que lo tengan asumido y se dediquen a lo suyo.

Bueno, como iba contando, al llegar a la zona de Iris, Constanza se fue a casa a dormir, y yo acompañé a mi novia a hacer fotocopias, momento en el que tuve la oportunidad de ver mi primera vaca sagrada. Que estaba, pues a lo suyo. En general las vimos quietas en un sitio haciendo mucho bulto, o comiendo basura con fruición. Esta en concreto estaba estando, y se dejó fotografiar. 

"Ni se te ocurra, morena, esta basura es mía"
Dormimos toda la mañana. Después de la gran travesía, nos lo merecíamos. Luego Iris nos llevó a comer a un sitio muy auténtico, un comedor en lo alto de una azotea (lo de estar en la azotea se ve que es muy típico, como luego constatamos) en que te ponen el plato del día: thali. Eso consiste en una bandeja de acero llena de comida (en boles o a pelo sobre la bandeja), absolutamente vegetariana, con gran incidencia de picante y unos panecillos como los de kebab para mojar. Puedes repetir lo que quieras, pero da igual, porque entre el calor, el picante y toda el agua que bebes por ese picante ("nou spaisi", no spicy mis pelotas), te llenas enseguida. También incluido en el menú había un dulce, que, como casi todos los que probé, estaba malísimo. Demasiado dulce. Toda esta cornucopia nos costó 70 rupias. Nou yuro, nou paun, nou dólar, indian rupis. ¡Un eurooooo! ¡Un P*** euro!

bebe, filliña, bebe
También vimos una rata, corriendo entre bastidores. Y la cocina era... la cocina era, eso es todo lo que se puede decir.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Screaming for Vengeance

benditos 80
Screaming for Vengeance (1982) es el primer disco que escuché de Judas Priest. Antes había oído canciones sueltas; lo típico: Livin' after midnight, Hell bent for leather... Compré este álbum, CD remasterizado de segunda mano, por algo así como 9 euros en la tienda Honky Tonk de Vigo, donde iba mucho con Abel cuando teníamos 16 y 17 años. No recuerdo exactamente cuándo lo compré (seguro que él sí, que es una máquina para las fechas), pero no debía haber cumplido los 18. Fuimos a mi casa y lo oímos, y nos llamó mucho la atención. En el libreto, que había sido escrito para la remasterización, lo pintaban como el mejor disco de Judas, y aunque eso era claramente promocional, es una opinión que comparto.

La sensación que tengo con el Screaming es de que lo estoy oyendo desde lejos, como con eco. Ahora bien, esto tal vez pueda achacarse a una mala producción o lo que sea, pero para mí es un plus más que un defecto. La razón es que le da un toque deliciosamente misterioso. No sé, como si no te lo estuvieran contando todo. Esta tenuidad provoca en mí un poco de sinestesia: el disco en su mayoría es azul violáceo, con ráfagas de rosado.

algo así

El álbum tiene canciones para todos los gustos, desde la frenética canción homónima, una de las piezas más rápidas de la banda, a la psicodélica Fever, que se aprovecha del estéreo para ponerte malísimo, pasando por Bloodstone con su letra velada sobre la proliferación nuclear, o la canción con la que abren todos los conciertos, The Hellion/Electric Eye (originalmente dos canciones separadas, pero son como Mortadelo y Filemón, siempre van juntas) o la "radio-friendly" You've got another thing comin'. En la edición que tengo yo añadieron Prisoner of your eyes, que es una canción de amor que llama al lado más ñoño de los jevis. Y que no os engañen, que todos lo tenemos. Iris debió hartarse de que se la pusiera, en aquellos tiempos.

Mi gay preferido está en el mejor momento de su carrera. Sigue con esa voz metálica que nunca se cuidó y que acabaría perdiendo, sigue con ese registro amplio que te lleva de la suavidad a la dureza y del agudo al grave, y además canta con toda la garra que no tenía en el disco anterior (ni en ningún otro, en realidad). Los guitarristas siempre han sido (hasta ahora que K.K. lo ha dejado) una pareja perfecta; no he oído ningún otro grupo en el que se combinasen tan bien los estilos, los riffs, los solos... Del bajista no puedo decir mucho, porque es un tío más bien soso, pero cumple; el batería de entonces (han tenido 7 bateristas o así), Dave Holland, me parece muy bueno. Pero no nos engañemos, Judas Priest ha estado definido por la voz de Halford y las guitarras de K.K Downing y Glenn Tipton. Cuando alguno falta... ñññah!

como que en seguida se nota
En fin, Screaming for Vengeance es, para mí, el epítome de Judas Priest. Es más metálico que sus inicios y menos enrevesado que sus finales, Halford aún puede mantener un agudo y la formación es óptima. Es el mejor disco del mejor grupo de heavy metal de todos los tiempos, y esto es así.

Además, lo grabaron en Ibiza.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Estupidez

En mi escuela estamos muy orgullosos, alumnos y profesores, de ser las mentes más brillantes de España. Y sin embargo, todos los otoños uno se encuentra con un fenómeno que pone esa afirmación en tela de juicio: proliferan los embotellamientos en la puertas de las aulas.

Así es, en cada cambio de clase, mientras decenas de personas intentan salir, decenas de personas intentan entrar para coger sitio, cosa que (y esto da para un blog entero) escasea como la vergüenza de Esperanza. Se aprecia la falta no solo de modales, sino de dos dedos de frente, de los que quieren acceder al aula. Pues es evidente que el lugar donde sobra gente es dentro, y no en el pasillo, por tanto lo conveniente es dejar que se vacíe y luego entrar cómodamente, ya que la presión dentro del aula habrá disminuido y (por Bernoulli), la velocidad de tránsito será mayor.

Me fascina que, siendo Mecánica de Fluidos y Aerodinámica dos pilares del gremio, a ninguno de estos ínclitos estudiantes se le ocurra duplicar el cauce por el sencillo procedimiento de ABRIR LA PUTA PUERTA secundaria.

Lo siento por el taco.

Reseña: Sign of the Hammer




Sign of the Hammer (1984) es el cuarto álbum de Manowar, banda de jevis neoyorquinos que con los años se han convertido en una caricatura de sí mismos, organizando bodas en sus conciertos, comercializando sus propios condones y siendo horteras en general. Bueno, horteras fueron siempre, lo que, para qué negarlo, era parte de la gracia en los 80.

Así como su actitud es típicamente americana egocéntrica (sobre todo la de su líder, Joey de Maio, que es caballero de la Orden de Malta entre otras cosas locas), su música, al menos en inicio, bebe de influencias británicas, como el heavy bueno. Los cuatro primeros discos son muy buenos, en el campo musical metálico, y son lo suficientemente diferentes para que no salgan jamás en los recopilatorios y grandes éxitos y tal. Aunque creo que eso tiene algo que ver con que el guitarrista de entonces cambió. O no, da igual. Lo que sí se nota es una diferencia notable de estilos, pues quitando alguna cosilla ocasional, la música de los inicios de estos paisanos es mucho menos presuntuosa.

El disco del que quiero hablaros tiene ocho pistas, de las cuales una es regulera, una es buenísima y las otras son buenas. En mi opinión. Lo podéis oír aquí; ojo, que está desordenado.

Abre con All men play on ten, una canción de metal más que de heavy*, cuya letra básicamente habla de lo mal que está venderse a la discográfica, y que "it's more to me than just a job [...] nobody tells a man how to play". Es pegadiza y sirve de buena introducción al disco, creo.

A continuación, e irónicamente, Animals recuerda un poco a lo que luego se hizo en los ochenta, un poco "radio edit". Con diferencia es la más facilona de todas, pero entre la letra, que habla de sexo salvaje ("your skin is screaming, glad we met? Tonight's one night you won't forget") y la rapidez de la estrofa, me parece que no decepciona.

Luego vienen Thor (The Powerhead), Mountains y Sign of the Hammer. Estas tres podría denominarlas el núcleo del disco, aparte de porque el martillo dichoso es el de Thor, porque comparten un estilo épico que luego pasaría a ser la marca de la casa, inclusive la temática mitológica nórdica. Thor es más completa, con sus estrofas, su estribillo guay, sus cambios de ritmo... Mountains es una balada muy chula, de las que te sacan la lágrima si las escuchas en el momento oportuno, con un guitarreo tranquilo al principio y un final de prom porrom, así, muy Beethoven. Sign of the Hammer es más rápida y a mí me gusta menos, pero es innegable el parecido con Thor en cuanto a estilo.

Continuamos con The Oath, que es la más rápida de todas, y en la que empiezan a hacer una cosa que luego explotarían hasta la saciedad: la guitarra, en lugar de tocar melodía, suena chaca chaca chaca, como unas maracas. O tal vez no sea la guitarra sino unas maracas. En todo caso, esta canción usa el recurso con éxito, y tiene un estribillo in crescendo "hear-my-wAr-CRY! ...I've sworn-the Oath!!" para ponerte los pelos de punta mientras agitas la cabeza. En serio, me gusta de verdad.

Después tenemos Thunderpick, que es un rollo. Es como si asociaran un acorde a cada número del 0 al 9 y tocaran el número pi. De cuando en cuando les mola hacer eso para presumir de lo buenos músicos que son. En este caso, a veces se relajan y proponen una melodía, y en seguida se cansan y hacen el tonto. Si no te gusta el heavy, aquí tendrás una razón, probablemente.

Por fin, Guyana (Cult of the Damned) es la mejor canción del disco, y punto.



mira, me equivoqué, sí que salieron en una recopilación.

*diferencia entre metal y heavy, grosso modo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Camino Soria

El fin de semana pasado me subí con el Artista a Soria, donde estábamos invitados por Lara y esperábamos ver también a Soria (de nombre Luismi). Nos cogimos el autobús en Avenida de América tres horas más tarde de lo que queríamos, por cosas de la vida, y el viaje duró un par de horas.

el colmenar

La primera noche la pasamos en una cabaña que el padre de Lara, Miguel Ángel, ha acondicionado a unos kilómetros de Soria para utilizarla como colmenar y como refugio zen. Está equipada con multitud de elementos "verdes": calentador de agua solar, otro par de mecanismos solares para producir miel o cera, un serpentín alrededor de  la estufa para aprovechar mejor el calor... Todas las instalaciones son producto del trabajo de sus manos y una mínima inversión, y ya le han ofrecido una pasta por ella. Que, dicho sea de paso, espero que no acepte, porque lo que tienen allí es una pasada. Eso no lo paga el dinero.

En fin, ahí pasamos desde las 7 de la tarde hasta las 4 del día siguiente, charlando, paseando por los alrededores y desempeñando ocupaciones relajadas en general. Nos acompañaba Canela, una de las perras de la familia, que se pasó un buen rato de la noche ladrando a los corzos. Todo muy campestre, que ya sabéis que es la mejor vida. No, en serio.

Lara y Jaime con mate y miel
Al día siguiente visitamos Pedrajas, el pueblo donde esta familia veranea y posee una casa muy chula. Oh, y que está plagado de esculturas que en su mayor parte son obra del padre de Lara. Es un manitas. En la casa tenían un Renault 4TL como el que tuvo mi madre 21 años, amarillo también, esperando su renacimiento como un fénix cuando este hombre se ponga a ello. Y visto lo visto, algún día se pondrá. 

Calabazas, por Miguel Ángel Rodríguez

Por fin tuvimos la oportunidad de reposar en la casa que tienen en Soria ciudad (39838 habitantes, muy familiar), conocer a la madre, Asun (yo la llamé Asunción y se rieron) y un poco más tarde al hermano, Miguel. Lara también tiene otra hermana llamada Marina, muy curiosa ella, a la que ya conocíamos de antes y que también estaba allí. El caso es que todos nos caímos muy bien, y la conversación fue muy animada y ecléctica, desde Alejandro Magno a estrategias en caso de apocalipsis zombi.

Después de cenar nos marchamos de vinos con vistas a encontrarnos con las amigas de Lara y con Soria (Luismi. Esta sinonimia crea confusión), cosa que hicimos en el tradicional local El Lázaro, donde estuvimos hasta horas no tan avanzadas como insospechadas tomando del susodicho vinate. Vinate dulce, por añadidura. Jaime y Lara, y las amigas de ésta, tuvieron la oportunidad de conocer a los amigos de Luismi, que son de lo mejor de España, y por supuesto, siendo Soria (ciudad) pequeña (bueno, Soria persona tampoco es muy grande), en seguida comenzaron a salir a colación relaciones entre unos y otros, y hubo gran regocijo.

Soria en Soria
El fin de semana pasó deliciosamente entre convolutas conversaciones convenientemente combinadas con vino y con victoria del Barça frente al Madrid, que vimos sin prestar mucha antención ni comer mucha pizza, cosa extraña que se explica porque Doña Asun Escalada nos preparaba unas comidas cinco tenedores. Y tres platos. Esto es algo que ya noté en mi anterior visita a Soria, donde la madre de Soria (mierda, ¿se entiende o qué?) no paraba de servirme chuletas de cordero después de los calamares en su tinta con arroz y antes del postre que sería sucedido por un ciclópeo pedazo de tarta. En Soria, se come BIEN.

Incluso tuvimos tiempo de hacer un poquillo de turismo, visitando San Saturio y el Paseo del Mirón a escasos grados sobre cero. Un frío de esos que abrigan un montón, desde mi punto de vista.

En general, un viaje excepcional, con una compañía fuera de serie.

lunes, 12 de diciembre de 2011

La serie que tienen que hacer


Hace unos días se me ocurrió que me gustaría mucho una serie en la que explicasen correctamente los estilos de combate de la Baja Edad Media, y que de paso estuviese libre de anacronismos y bobadas (A que no os habíais planteado lo absurdo de llevar picas a un asedio? Yo tampoco). Ahondando un poco más en esto mientras mi profesor de Aviónica farfullaba cosas para hacer tiempo antes del cambio de clase (lo hace mucho), me di cuenta de que se puede producir una serie con interés para un amplio público que cumpla las características mencionadas.

Una serie ambientada en el Sacro Imperio hacia 1350, con posibles incursiones a las Repúblicas Marítimas, los estados cruzados, la Corona de Aragón... Los pilares de la serie deberían ser la corrección cronológica, actores competentes y no necesariamente de éxito (si fuera posible actores locales...) y un poderoso equipo de guionistas, junto con una duración fijada de antemano (por ejemplo, cinco temporadas de doce capítulos). Sí, estoy hablando de la HBO. Cómo no.

Lo que me gustaría que fuese básico, un leitmotiv, es lo de los estilos de combate o la descripción de las armas y armaduras del período. Entre Hollywood y los juegos de rol, en la imaginería popular han calado unas cuantas premisas sobre el arte de la guerra en tiempos pasados. Estoy convencido de que gran parte de los escritores de rol  y similares son gente que nunca ha cogido una espada, o un arco, y que lo que plasman en su obra es fruto de observar, por ejemplo, una cota de malla y pensar "hm, sí, esto debe ser así". Claro, entre la imaginación de algunos (cof cof, Gary Gygax, cof cof) y la retroalimentación del mundillo, al final nos quedamos con ideas distorsionadas (en Mordheim la banda de enanos utiliza hachas para parar los golpes, como si fueran espadas. ¡Hachas! ¿Has tenido en tu mano un hacha alguna vez, friki del demonio?). Y Hollywood... No me hagáis hablar.

Miltos Yerolemou como Syrio Forel
En cuanto a actores, se me ocurren unos cuantos para empezar.

Miltos Yerolemou es Syrio Forel en Juego de Tronos, precisamente un instructor de esgrima. Tanto el personaje como la interpretación son estupendos. Podría dar vida a un maestro de espada de esa época; no sé de dónde es pero supongo que europeo del este. Correcto.

Tim Roth es un actorazo, y aunque puede ser demasiado hollywoodesco, pienso que sería un buen protagonista. Lo malo es que probablemente tenga un caché alto y exija una pasta. Si no, es un candidato cojonudo. Ya se le vio en Rob Roy haciendo de espadachín cabrón.

Ya que estamos, Sean Bean ha resultado ser otra pasada de intérprete, también es europeo (concretamente inglés) y tiene ese look de "soy muy medieval" que vende muy bien el producto. Lo malo es que aún está un poco reciente Juego de Tronos. Lo bueno es que, oye, ¡la HBO ya lo contrató una vez! ¡Tienen su número! Alternativamente, David Wenham se le parece (de ahí que interpretasen a hermanos en El Señor de los Anillos), aunque no es tan bueno. Y es australiano.
Wenham y Bean, Faramir y Boromir

J.K. Simmons hace de Vern Schillinger en Oz y de J. Jonah Jameson en las pelis de Spiderman del anormal ese, y es lo mejor de la trilogía. Es un crack. Lo pondría de secundario cómico con un puntillo oscuro.

Y aún se me tienen que ocurrir más. Lo iré poniendo con las etiquetas "series, proyecto".

martes, 6 de diciembre de 2011

Comida de hoy


Hoy he comido berberechos al ajillo de primero y arroz con níscalos de segundo:


pobres cabrones
La receta de los berberechos la he encontrado en Internet, concretamente en este blog (gracias, don Juan Lara). No tiene ninguna dificultad, pero, eh, yo antes de leerla no lo sabía. Bien podrían haber sido quisquillosos. En cuestión de veinte minutos los lavé, los dejé un rato en agua fría (uno sacó el pie, era entre gracioso y perturbador) y los eché a la sartén.

Mi conclusión después de comerlos es que las almejas me gustan mucho más, y que absolutamente todas las cosas al ajillo que he probado me flipan. Si en misa dieran pan mojado en aceite con ajos, yo iría.


 Lo del arroz fue más improvisado. Mi madre estuvo en Madrid el finde pasado y me dio un kilo de níscalos (Lactarius deliciosus), seta que consumo desde hace años de la mano de mis padres. Nos íbamos los domingos de otoño a buscarlos, entre otros, por el monte alrededor de Vigo. Snif! Se me ha metido algo en el ojo...

Ejem, lo que hice con ellos fue sofreírlos con cebolla y jamón, añadir el arroz encima como quien hace paella y por último unas hebras de azafrán traído desde la lejana Jodhpur. Traído por mí, que es lo que tiene mérito.


De postre, una mandarina.


jueves, 1 de diciembre de 2011

Evening bizarre

Vaya tardiña me ha salido. Primero he conseguido no encontrar la Casa del Libro de Gran Vía. Y eso que debo haber ido diez veces. Pero nada, no sé si el enorme gentío me ha despistado (¡oh, diciembre, mes de paradojas: llega el friazo y la gente sale a la calle!) o es que simplemente soy idiota, pero prometo que no la he visto por ninguna parte.

Como quien no quiere la cosa me he dirigido a la FNAC de Callao, delante de cuya puerta una orquesta de unos diez componentes alegraba los ánimos un huevo (en serio). Dentro había una sesión de firma de ejemplares y esas cosas por parte de comiqueros españoles (había también autoras, en castellano el plural de masculino vale para un grupo heterogéneo de personas, fuck you), cosa que ya sabía pero había olvidado. En fin, no conocía a ninguno de los que estaban, así que deambulé un poco, comprobé que el precio de Dance of Dragons (el último de Juego de Tronos) es muy competitivo, a unos 2 céntimos y medio la página, y salí de nuevo.

me hace gracia el de la izquierda que está de cara a la pared

En mi camino a casa, por el medio más largo (por Moncloa y caminando), me detuve en Kebab House, también conocido como El Mejor Kebab De Todo Madrid, también conocido como El Del Turco, también conocido como Ése Que Siempre Está Cerrado. Lo lleva en solitario un tipo que puede o no llamarse Ismael y puede o no ser turco, pero lo que está claro es que tiene un mostacho para apagar fuegos. El tío abre cuando le da la gana y en lugar del típico rollo de carne del Macro tiene novecientas chuletas de cordero clavadas en un pincho, asándose. Siempre te da el cambio en una cestita, para que no tengas que tocarle las manos o algo así. Hoy me enteré de que vende ayran casero. Un tipo crema, en general.

Más tarde, con el kebab en mi poder (en mi poder absoluto. Me lo había comido), en una calle secundaria me fijé en un macarra con un todoterreno blanco con pinta de ser muy caro y consumir la de Dios es Cristo. El todoterreno. El caso es que la cara del macarra, aun siendo vulgar, me sonaba. La única conclusión lógica, pues, es que fuera un famosete, probablemente el hijo de un torero o una folclórica (o ambas cosas). Lo gracioso es que al doblar la esquina había un montón de gente con cámaras y medio encapuchados, cabe una dependencia de Hacienda. El enterado lector reconocerá en la descripción y el contexto a una manada de paparazzos. En cuanto yo pasé se pusieron todos muy nerviosos y echaron a correr, no hacia ni de mí, sino hacia el que supuse que sería el citado macarra. No me cercioré de si era el mismo, porque, sinceramente, me importa un huevo, pero me hizo mucha gracia y les saqué una foto. Muy mala. Perdón.

ahora que lo veo aquí, sí es el mismo tipo

En fin. Que me di un paseo.