Hace algo menos de trece años empecé a jugar a juegos de rol. Como ya he comentado alguna vez, el hermano mayor de mi amigo Pedrito era jugador de D&D y se ve que le permitió ver alguna de sus partidas. Pedro, luego, me las contaba emocionado, y yo escuchaba asombradísimo sus historias, intentando hacerme a la idea de cómo podría resultar este nuevo y extraño juego.
Poco después encontré en la biblioteca del Círculo Mercantil de Vigo El Príncipe Valiente: El Juego Narrativo, y Pedrito y yo convencimos al inefable Javier Cerviño para comenzar una campaña. Desde entonces he pasado una vida entre dados y manuales, que voy a compartir con vosotros en una serie de entradas en la que comentaré, en el orden en que los probé, los juegos que he conocido.
Estad al loro, que irán cayendo las reseñas en este blog.
Y para que quede claro:
Un juego de rol es un juego interpretativo-narrativo en el que los jugadores asumen el «rol» de personajes imaginarios a lo largo de una historia o trama en la que interpretan sus diálogos y describen sus acciones. No hay un guion a seguir, ya que el desarrollo de la historia queda por completo sujeto a las decisiones de los jugadores. Por esta razón, la imaginación, la narración oral, la originalidad y el ingenio son primordiales para el adecuado desarrollo de esta forma dramatúrgica. En cierto modo los juegos de rol son la versión adulta de los juegos de fantasía infantiles, como «policías y ladrones», «mamá y papá» o «indios y vaqueros», en los que los niños se imaginan ser un personaje que en realidad no son.
Poco después encontré en la biblioteca del Círculo Mercantil de Vigo El Príncipe Valiente: El Juego Narrativo, y Pedrito y yo convencimos al inefable Javier Cerviño para comenzar una campaña. Desde entonces he pasado una vida entre dados y manuales, que voy a compartir con vosotros en una serie de entradas en la que comentaré, en el orden en que los probé, los juegos que he conocido.
Estad al loro, que irán cayendo las reseñas en este blog.
Y para que quede claro:
Un juego de rol es un juego interpretativo-narrativo en el que los jugadores asumen el «rol» de personajes imaginarios a lo largo de una historia o trama en la que interpretan sus diálogos y describen sus acciones. No hay un guion a seguir, ya que el desarrollo de la historia queda por completo sujeto a las decisiones de los jugadores. Por esta razón, la imaginación, la narración oral, la originalidad y el ingenio son primordiales para el adecuado desarrollo de esta forma dramatúrgica. En cierto modo los juegos de rol son la versión adulta de los juegos de fantasía infantiles, como «policías y ladrones», «mamá y papá» o «indios y vaqueros», en los que los niños se imaginan ser un personaje que en realidad no son.
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