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viernes, 16 de febrero de 2018

Desde Malasia con amor

Héteme aquí en Johor Bahru, en el sur de la Malasia peninsular, donde Dyson tiene unas oficinas y unas plantas de producción. Me han mandado a transferir un proyecto, y estaré aquí hasta el 9 de marzo.

un cachito con sabor malayo
Dyson no repara en gastos cuando nos manda de viaje, y para empezar, me recogió un chófer de Emirates (que es algo que hacen cuando viajas en business) en mi casa de Malmesbury; eso sí, a las 4:30 de la mañana. El madrugón sirvió para llegar a Heathrow sin complicaciones, y pronto estuve en la increíble sala de espera de Emirates Airlines. Me habían hablado de ella, pero hasta ver el tamaño del salón con tropecientas butacas y un desayuno increíble no me daba cuenta del lujo asiático que suponía.

ojo al detalle del Rolex de pared

El avión, un Airbus A380, también era digno de ver. El asiento era enorme y muy cómodo, había un cajón para los zapatos, una tele bastante hermosa y una copa de champán esperándome. La verdad que me parece un lujo innecesario. La idea es que el viaje no se haga pesado y luego podamos trabajar sin problemas al llegar, pero esa idea se viene abajo cuando tienes en cuenta el jet lag, que por cierto, a mí me pegó bastante fuerte el primer día. Habida cuenta que los aviones de vuelos intercontinentales son siempre más cómodos, creo que sería mejor plan coger un vuelo en Turista y luego dormir bien al llegar.

Mi vuelo, después de una escala en Dubai en la que cambié a un (menos impresionante) Boeing 777-800, aterrizó en Singapur Changi a las 8 y poco de la mañana. Los trámites fronterizos fueron sorprendentemente sencillos, y en poco tiempo estaba con un chófer llamado Man que me llevó a Dyson Malasia, que está en Senai, a una hora y media del aeropuerto, más o menos.

Johor Bahru está a poco menos de dos grados Norte, y el clima es ecuatorial puro. 30 grados consistentemente durante todo el día, humedad muy alta y repentinos chubascos. El aire es más puro que en las ciudades indias, y en general está todo más limpio que en India, y hay menos gente. La sociedad malaya es bastante heterogénea, con malayos, chinos e indios como grupos étnicos más importantes. Tanto chinos como indios son comunidades asentadas antiguamente, aunque hay una buena porción de inmigrantes de segunda o tercera generación. Mi anfitrión en Dyson Malasia, Saktish, es malayo, pero sus abuelos son indios tamiles; él habla algo de tamil con su madre.

Resulta que hoy es el primer día del Año del Perro en el calendario lunar chino, una celebración muy importante, tanto en China como en cualquier lugar donde haya una gran comunidad china. Así que hoy es un día de vacaciones, y en general esta semana había poca gente en la oficina, así que Saktish y yo comimos solos el miércoles en un restaurante que podría haber sido transportado, con todo su personal, desde Bombay en helicóptero. Nos comimos un thali con algo de pollo, y Saktish se sorprendió cuando me vio comer con la mano (la derecha solamente, claro), igual que él.

con su tharka dhal y todo 
Estos dos días, Saktish me mostró la oficina, los laboratorios y todo lo necesario para que me sepa mover, y he conocido a algunos de los ingenieros con los que trabajaré, pero entre el terrible desfase horario que tenía y la festividad, no he tenido mucho trabajo. El miércoles me fui al hotel a eso de las 3.

Mi ma, el hotel. Para que os hagáis una idea, pensé que, debido a mi estado atontado por el sueño, había aceptado un cambio de habitación a una más lujosa. Así que después de una ducha y varios correos al Reino Unido, bajé a la recepción, donde muy educadamente me dijeron que no, que todo estaba bien. Ya más tranquilo, procedí a dormir 12 horas, para recuperar.

un cuchitril...
...en un paraje desolador
Ayer fue un día de bastante trabajo, y además resulta que por un malentendido, acabé no recibiendo el coche de alquiler que esperaba, así que me trajo Saktish al hotel a las 9 y no pude hacer nada interesante, más que cenar en el restaurante, lleno de chinos celebrando nochevieja. Probé unas nécoras muy especiadas y muy raras, pero nada demasiado interesante. Creo que me gusta más la comida india. Por cierto que ayer comimos (junto con otro compañero) en un restaurante malayo, cuya gracia era probar una salsa llamada sambal, que es extremadamente picante. Y se conoce que estoy ya acostumbrado al picante y ¡pude con ella!

Hoy he trabajado desde el hotel, y a eso de las cuatro me he ido a dar una vuelta por los alrededores. Esta zona tiene bastante actividad, y al parecer muchos bares "hipsters", según el propio Saktish. Comí en un puestecito panyabí, con un té masala muy rico, y luego me tomé un helado en un sitio en el que te lo hacen en el momento. Y del que, cuando me iba, salió el camarero a decirme respetuosamente que eso era autoservicio y que, por favor, recogiera la mesa. Se ve que han aprendido hostelería de los ingleses.

También encontré y visité un templo hindú, que siempre son muy entretenidos, llenos de policromías y dioses interesantes. Se puede ver que los indios son sobre todo sureños porque hay menos Krishna y Lakshmi y más Kali y otros de cuyo nombre no puedo acordarme.

sí, me he afeitado para ir al trópico, llamadme loco
Mañana cruzaré el ancho estrecho que nos separa de Singapur para dar un paseo por ella, y el domingo lo pasaré en Malaca, que me han recomendado mucho. ¡Ya os contaré que tal!


2 comentarios:

  1. Pues han dado para bastante estos tres días...Esperamos, impacientes, noticias sobre Singapur. Disfruta de esta oportunidad. Biquiños.
    La madre que te parió.

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  2. Trabajar así es estupendo. Esa idea de mantener a los trabajadores contentos para que rindan más y mejor, debería ser obligatorio.
    Disfruta, pues, sé obediente. Jeje.
    Besos.

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