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jueves, 27 de septiembre de 2012

Reseña: Arkham Horror

Hace un par de años o así que el tío Cal se compró el Arkham Horror, un clásico (1987) de los juegos de mesa, así, un poco más complejos que el parchís. Está ambientado en las historias de H. P. Lovecraft, los mundialmente famosos Mitos de Cthulhu. En él los jugadores toman el papel de investigadores que han de conseguir repeler al mal cósmico que amenaza a la humanidad. Se trata de un juego cooperativo: los personajes colaboran juntos para enfrentarse a los malos, cuyo comportamiento en cada partida se rige mediante sencillas pero ingeniosas reglas.

El juego tiene un tablero en el que se representan las calles de Arkham, con una greca en un lateral para los "otros mundos", las dimensiones alternativas de las que salen los horrores lovecraftianos: R'Lyeh, Yuggoth, el Gran Salón de Celeno... Los personajes van a moverse por esas calles, accediendo a las diferentes localizaciones, en las que tendrán encuentros diversos. Estos encuentros consisten en sacar una carta del mazo correspondiente, con la consiguiente aventura posterior. Puede que te ataque un monstruo, que tu cordura disminuya un poco más, o tal vez que obtengas algún beneficio en la forma de objetos, aliados, conocimiento...


En cada partida hemos de enfrentarnos a un "Primigenio", uno de los dioses o semidioses imaginados por Lovecraft, elegido al azar. Cada uno tiene su manera propia de afectar al curso de la partida, pero todos comparten el hecho de que están en un letargo del que se van a despertar a la larga. Esto se representa mediante la apertura de portales a otros mundos en las localizaciones de Arkham. Cada turno se roba una carta del mazo de Mitos, que proporciona una enorme cantidad de información en muy poco espacio, característica común al diseño del juego. La carta de Mitos, como digo, añade algún tipo de efecto temporal al juego, pero principalmente indica un lugar en que se abrirá el portal de este turno. Tal apertura provoca que el Primigenio gane un contador de vida (comienza la partida sin ninguno); cuando alcance su vida máxima se despierta y la partida cambia, como contaré después. Tal regla parece que determina completamente cuánto ha de durar la partida, pero no es así. Por un lado, si el portal se fuere a abrir donde hubiere otro anterior, ningún portal nuevo se abrirá. Por el otro, existe la posibilidad de sellar una localización para impedir que se abran más portales.

El asunto es que además de superar aventuras en los diversos emplazamientos, hay que adentrarse en los otros mundos, pasar un par de turnos en esas casillas laterales del tablero (que pueden ser muy peligrosas), salir de la otra dimensión e intentar cerrar el portal. Cerrar el portal y sellar la localización no es lo mismo; lo segundo requiere lo primero más el gasto de cierta cantidad de recurso (las "fichas de pista"). 

El devenir de los acontecimientos se decide con dados estándar de seis caras, de los cuales se tira una cantidad variable intentando sacar 5 ó 6. El número total de resultados de 5 o mayor es el número de éxitos, lo cual a veces puede ser relevante. La cantidad de dados que se tira suele ir ligada a los atributos del Investigador. Qué Investigador te haya tocado interpretar se decide al azar, y cada uno tiene dos atributos básicos (Cordura y Resistencia, o sea "vida" de los dos tipos), unas determinaciones iniciales (dónde comienza la partida, con qué equipo o habilidades), una habilidad (por ejemplo, que si tienen que robar una carta de Encuentro pueden robar dos y elegir una) y siete atributos secundarios. En la siguiente imagen podéis ver la ficha de personaje:


El primero de esos siete es la "Concentración", y los otros están emparejados en tres grupos de dos. Con esos marcadores rojos y azules (son piezas de cartón independientes de la ficha), uno elige qué combinación de atributos quiere en cada turno. Por ejemplo, en la imagen superior, Pete "Cubo de Basura" tiene Velocidad 2 y Discreción 4, lo que significa que si se pone a prueba su discreción deberá tirar 4 dados y obtener los 5 o 6 que sean necesarios. Si Pete desea tener mayor Discreción, digamos 5, podría colocar su marcador un espacio a la derecha, pero en ese caso tendría Velocidad 1 (lógicamente, ¿verdad?). La Concentración es el número total de desplazamientos de esos tres contadores que el jugador puede realizar en cada fase de Mantenimiento (que tiene lugar al comienzo del turno); en este caso, este turno el jugador de Pete podría aumentar la Pelea a 5 disminuyendo así su Voluntad a 2, o bien hacer lo contrario y pasar a Pelea 3 y Voluntad 4. Lo vais pillando, ¿no?

Como veis, el juego tiene mucha miga, muchas reglas y mucho atrezzo. Por ejemplo, en la imagen de la ficha, se puede apreciar a mano derecha (debajo de los contadores de Resistencia, Cordura y dinero) una tarjeta que dice "+1 Saber". Se trata de una habilidad que bonifica esa característica en todas las tiradas en que la uses. En cambio, a mano izquierda, hay un revólver que proporciona 3 dados adicionales en combate. En combate usas la cualidad de Pelea, pero no siempre que uses Pelea debes añadir la bonificación del revólver. En general, las reglas son bastante intuitivas, MUY pulidas y muy equilibradas.

Si en un turno dado se consiguen cerrar todos los portales, es decir, que no hay ningún portal abierto al final del turno de los jugadores, el juego se acaba y los Investigadores ganan. En caso contrario (y más probable), ulteriormente el Primigenio alcanzará su vida máxima y se despertará. Entonces, todo lo que no sean los Investigadores se recoge y es momento de enfrentarse al malo malísimo. Este tendrá sus características especiales, incluyendo la manera que tiene de herir a los personajes. Por ejemplo, cierto Primigenio ataca directamente a la Resistencia del Investigador, mientras que otro se come los "trofeos de monstruo" (los monstruos que el Investigador haya liquidado durante la partida). Otro más (Azathoth) no hace nada: en cuanto se despierta, destruye el Universo, los Investigadores perecen y los jugadores pierden. Sea lo que sea el recurso que merma el malo, cuando llegue a cero estás muerto. No es inusual perder la partida en esta fase.

Esto y otras causas hacen que sea un juego muy difícil, que requiere auténtica cooperación y gestión de recursos por parte de los jugadores. Es tremendamente desafiante, y para más inri no descuida el aspecto del trasfondo, estando repleto de bellas ilustraciones y referencias al material literario. Los eventos del juego son descritos en clave narrativa, en lugar de únicamente con su efecto mecánico, y la atmósfera creada es ciertamente envolvente.

Belga, Fols y Callaghan salvando el mundo

Arkham Horror es uno de los juegos más apasionantes y mejor diseñados a los que he jugado en mi vida. En su perjuicio está el que es largo, tedioso de preparar, y un tanto ajeno para la gente que no esté familiarizada con la literatura de Lovecraft o sea un verdadero fan de los juegos de mesa. Vamos, que no es un Trivial, no lo puedes llevar a cualquier cumple.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Operación Rapa das Bestas

Hace una hora, cuando llegué a casa, tenía la siguiente barba:

también iba sin camisa. Voy desnudo a clase. 


Aquí os la enseño de perfil para que veáis bien hasta donde avanzaba y la marca que me dejan las gafas. Lo cual no guarda relación alguna con la barba, pero bueno.





Minutos después, un oficial del ejército turco se presentó en mi baño:


Ataturk Garabatos, se llamaba
Este, con un sable de caballería y sin espuma de afeitar, me despojó de mi pilosidad facial:


y ahora parezco un lechuguino

miércoles, 19 de septiembre de 2012

No corta el mar, sino vuela

Ya sé que no os gusta el jevi (menos a ti, y a ti). Pero seguro que José de Espronceda os gusta un poco más.

http://grooveshark.com/s/Canci+n+Del+Pirata/3KWHJs?src=5

Por lo demás, Tierra Santa me parece bastante prescindible como grupo. Es la poesía de Espronceda lo que mola mil.

martes, 18 de septiembre de 2012

DEP Santiago Carrillo

 Se acaba de morir Santiago Carrillo, secretario general del PCE entre 1960 y 1982, mientras echaba la siesta en su casa, en Madrid. Tenía 97 años.


Se fue en paz, sin deteriorarse intelectualmente, sin sufrir el cangrejo; sus cenizas serán esparcidas en algún lugar de la costa gijonesa y mañana se celebrará la capilla ardiente, posiblemente en el Ateneo de Madrid.

En palabras de Gaspar Llamazares, se nos va un pedacito de nuestra historia. Uno de los pocos perdedores de la guerra que quedaban; uno de los pocos españoles que aún recordaban el exilio, en el que se pasó 38 años de su vida. Un tío que, cuando Tejero dijo ¡al suelo todo el mundo! contestó que naranjas (rodeado de golpistas armados que ya habían efectuado disparos). Y quizá más importante, un tío que cuando volvió del destierro tuvo la humildad y el tino de aceptar la monarquía y la bandera bicolor en aras de la concordia, como muestra de buena voluntad y apoyo a la Transición.

Transición a cuyo espíritu ha apelado el propio Borbón no hace ni 12 horas.

"Qué cosas tiene la historia. Que nos encontremos esta noche juntos, defendiendo lo mismo, yo , miembro de la Junta de Defensa, y  Gutiérrez Mellado, jefe de la Quinta Columna [...]. Compartiendo cigarrillos y [...] sentimientos, y manera de pensar. Eso te da optimismo histórico. Eso te demuestra que la gente puede cambiar; cambia, efectivamente. Y que dos personas que han sido adversarios, incluso enemigos, en un momento dado, con el tiempo, con la evolución de las cosas, con la experiencia, pueden terminar juntos."

Descanse en paz.


Viva la República.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Viviendo en Malasaña

Vivo en Malasaña, me empiezo a dar cuenta.

Para los que no lo sepáis, el barrio de Malasaña es uno encuadrado más o menos por la calles de Manuela Malasaña, Hortaleza, San Bernardo y Gran Vía, en el que se encuentran multitud de bares, pubs y discotecas. En general el ambiente es alternativo y jipi, pero también está aquí (al lado de mi casa, de hecho)  la discoteca ultrapija Pachá, por ejemplo.

Yo conocía este barrio sobre todo de noche, por aquello de salir, y apenas de día. Sobre todo por la mañana es cuando es más diferente, porque solo se encuentran en el los residentes (si bien estos van desde la presidente de la Comunidad a estudiantes de Erasmus, pasando por castellanos viejos, inmigrantes que trabajan en los locales de comida rápida, yuppies y vuestro servidor), haciendo la compra u otros menesteres menos espectaculares que trasnochar. Realmente, la zona tiene de todo, con el Mercado Barceló a tiro de piedra de mi piso, tiendas de ropa a patadas, farmacias, un MRW...

El lunes, después de mi examen, me fui con Iris a comprarme unos vaqueros y unos calzoncillos al Springfield de la plaza de Bilbao. Nos atendieron un chico joven afectado y que debía estar emasculado (porque decía que a él le iba bien la talla S y a mí la M me aprieta el paquete) y una choni muy maja que nos explicaba todo como si fuéramos subnormales: hablando muy alto y repitiéndose constantemente. En fin, a lo que iba es a que tras la compra (que fue satisfactoriamente rápida, aunque Iris me dijo "¿Ya?") nos tomamos  un helado en Kalua, o algo así, un poco más allá, en Fuencarral. El cucurucho pequeño era de 3 euros, y ese fue el que pedí. Me cercioré de que tenía derecho a dos sabores, elegí Piñones (porque nunca lo había probado) y Turrón (porque me entró pánico y me salió mi sabor default) y me quedé a cuadros viendo a la mujer afanándose en llenar COMPLETAMENTE el cucurucho con la primera bola (la de piñones). A continuación, por encima de aquella, colocó un cono de turrón que le costó mucho mantener en pie, de lo grande que era.

con "pequeño" se refieren a "grande"

Iris se lo pidió de Maracuyá y Yogur De Frutas Del Bosque. Estaban deliciosos, y sinceramente creo que podrían empezar a venderlos a la mitad de tamaño y precio, porque yo sería un gran cliente.

Más adelante ese día, con Iris ya en su piso, instalándose, salí con mis compañeros a tomar algo. Fuimos a la Blanca Paloma, lugar que ellos ya conocían, y de nuevo se nos impuso un precio mínimo alto: la caña más pequeña era de 4 euros.

arriba: Adriano, María y Raúl con sus respectivas cañas mínimas
Como se puede apreciar, junto con la cerveza (o en mi caso, la tónica) nos sirvieron dos platos de salmorejo, uno de pisto y un huevo frito (por cabeza) con pimentón. No obstante, la cerveza estaba congelada, cosa que hace mucho la gente del sur (de más al sur que eso. De Cuba y tal) y que es un poco una mierda. Pero bueno, la comida estaba muy rica, y ya con eso cenamos. Luego estuvimos un rato en la plaza de San Ildefonso con unas latas compradas a los vendedores ambulantes*, charlando hasta las once y media o así. Lunes y todo, había un ambientazo en la plaza que no os lo creéis.

Y eso. Vivo en Malasaña. Incluso llego rápidamente a la escuela en bici.



* por las noches, en los barrios céntricos de Madrid, proliferan los vendedores de cerveza ambulantes. Son sobre todo chinos, si bien el lobby bangladesí está tomando fuerza últimamente. Beber en la calle es ilegal en Madrid, porque el mundo es idiota, y creo que vender alcohol también; esto no impide que "cogernos unas latas de los chinos" sea un plan viable cuando no te pones de acuerdo acerca del devenir de la noche.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Catarsis

Me llena de orgullo y satisfacción informaros de que cayó la breva, me saqué la espina, me desquité, se acabó la pesadilla, aprobé Mecánica del maldito Sólido (y Teoría de Estructuras). Con un discreto pero holgado 6.5, para más detalles. La mayoría de mis conocidos también, ¡enhorabuena para ellos!

Me ha costado cuatro años de mi vida, maldita sea. Y por cierto, con esto limpio tercero. ¡Una inyección de moral para afrontar los dos últimos exámenes del curso, y el último curso de carrera!

domingo, 2 de septiembre de 2012

Levantar cabeza

Nos quisieron aprobar. Por primera vez en cuatro años, me sentí seguro en el examen de Mecánica del Sólido, y o mucho me equivoco o por fin me la he quitado de encima. De igual modo Luis Lezana, compañero de fatigas desde el principio; la ocasión mereció que nos tomáramos algo a mediodía y otro algo por la noche.

Y ya veo las cosas con otros ojos. La segunda caña de la mañana nos la tomamos en el Palentino, que yo conozco de las canciones de Siniestro Total (lo que es decir, de hace mucho), con el consiguiente regocijo que me supuso. Y cuando volvía de su zona, Huertas, de cenar de tapas, ésta era la secuencia de paradas del metro que me esperaba:

...dónde queda tu oficina, para irte a buscar...

Encima, el ambiente en el piso es cojonudo. En lo que llevo aquí, hemos comido juntos todos los días, y además comidita guay: el viernes bonito con arroz, y croquetas; ayer ensaladilla rusa con mayonesa casera (cosa de Raúl), y hoy Adriano se ha marcado unas lentejas estupendas. En el desayuno de hoy les puse Masala Chai, y les ha gustado tanto que lo han vuelto a pedir para la sobremesa, ahora mismo.


En fin, acaba de llegar María muy morena del Levante, con historias y un collar de ganchillo muy chulo que le ha hecho su señora madre y yo me tengo que poner a estudiar, así que con el permiso de ustedes...