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lunes, 21 de abril de 2014

Catorce años de rol

El año pasado empecé una serie sobre los juegos de rol a los que he jugado, y me quedé a medias escribiendo la entrada de Vampiro. Tengo ganas de continuarla, pero ahora quería hablar de las dos últimas partidas que dirigí.

Ambas fueron partidas de mi propia adaptación de Dungeons and Dragons. La primera, en lo sucesivo referida como F. L. A. S. H., fue el sábado anterior a Semana Santa en Madrid con mi grupo habitual, y la segunda, en lo que sigue "los novatos", el Jueves Santo en Vigo con Pedro Luis y Diego (compañeros originales de partida en su día) y otros tres chicos (los verdaderos novatos) más conocidos por ellos que por mí. Los novatos me pidieron, a través de Pedrito, que organizase una partida. En el momento me apetecía nada y menos, pero me esforcé porque la situación suele ser la inversa, y quería aprovechar.

F. L. A. S. H. es un grupo de seis a ocho personajes, con los habituales en nivel 4, lo que significan una veintena de partidas a sus espaldas. Los novatos eran personajes recién generados. F. L. A. S. H. estaban profundizando en una mazmorra ya conocida, mientras que los novatos se aventuraban por primera vez en el Trono de Ceniza, una aventura no muy larga basada en un mapa de Dyson Logos que yo he llenado de monstruos, tesoro y atrezo.

el mapa de Dyson tras una rápida numeración en  Paint

Con ambos grupos noté una gran fluidez, lo cual es normal con mis jugadores habituales, pero que resultó una grata sorpresa en el otro caso. De hecho tenía yo cierta aprensión previa a la partida por no conocerlos. Sin embargo, se plantaron allí con muchas ganas de participar, sin ideas preconcebidas al respecto de las reglas y con un enorme respeto. Y con respeto quiero decir que no cuestionaron en ningún momento mi autoridad, ni se quejaron por malas tiradas, y me dio la sensación de que valoraban el esfuerzo que supone prepararse la partida. Esto me dio mucha tranquilidad para llevarla, con lo cual pude concentrarme en los detalles, dejando que ellos llevaran la voz cantante.

Uno de los novatos, que había jugado a varios juegos de rol de ordenador y era el guerrero, era el más activo, e insistía en actuar de uno u otro modo, reprimiendo a los otros dos novatos, que eran más tímidos. Por esa razón, de cuando en cuando tenía que pedirle que esperase para ver lo que querían los demás. Esto también me pasa con F. L. A. S. H., donde es Capuchino a quien tengo que contener (claro que también es un poco novato). Creo que saber poner en espera a los jugadores con tanta iniciativa es responsabilidad del Máster, ya que es fácil dejarse llevar por los acontecimientos y que sólo aquellos participen en la acción. ¿El medio para ponerlos en pausa? Simplemente decir "perdona" mientras levantas la mano y das la vez al que está callado.

Otra cosa que creo que he mejorado con los años es ser muy sincero con los jugadores. Si ellos sacan una mala tirada, han de apechugar, y yo también: muchas de mis tiradas son públicas y la interpretación de las mismas anunciada de antemano ("si saco de 18 a 20 el monstruo pasa de largo"). Además, si me he equivocado con algo, ya sea interpretar una regla o las notas de la mazmorra, y me doy cuenta, lo digo y trato de rectificar. Si no actúas con honestidad en esas situaciones, se potencia un antagonismo entre jugadores y Máster donde debe existir confianza. Si mis jugadores ven que estoy siendo consecuente e imparcial, cuando tome una decisión que no les guste entenderán que tengo mis motivos aunque ellos no los conozcan aún.

Los novatos lo hicieron muy bien, evitaron la muerte, exploraron extensivamente la mazmorra y cuando estaban contra las cuerdas (y eran las 2 de la mañana en el mundo real) salieron tranquilamente de allí con un botín no muy grande (un diamante, cien monedas de plata y algunas curiosidades). No se cortaron un pelo en gastar sus recursos, sin guardarlos para luego ni nada. Pedrito, que llevaba un mago, lanzó el poderoso Hechizo del Sueño en el momento justo, frente a unas gárgolas que habían sido casi la muerte de F. L. A. S. H. (entonces sólo Callahan y Fols) en su día, haciendo de uno de los peores encuentros de la mazmorra un paseo.

uno de los clérigos del grupo no tuvo reparos en gastar su Santa Granada contra una malvada hiedra carnívora

En lo que respecta a mis jugadores de Madrid, dos de ellos, relativamente nuevos en esto, ya han formado sus propios grupos paralelos, en los cuales ellos dirigen la partida con sus amigos. Son casi más killers que yo (en mi actual campaña han muerto ya ocho personajes y seis de sus sirvientes, pero ellos han tenido varios Siniestros Totales) y sin embargo sus jugadores están encantados. 

En cuanto a mí, no puedo estar más orgulloso de haber propagado el hobby hasta ese punto.

2 comentarios:

  1. Grande Enzo.
    (de Kruspi-Kun)

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  2. http://mentalfloss.com/article/21288/panic-over-dungeons-dragons-1985

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