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martes, 26 de febrero de 2013

Bratislava, ciudad de contrastes


El domingo 17 íbamos a visitar Brno, en Chequia (me ha convencido Abel para usar esa palabra, con argumentos irrefutables), Abel y yo. Pero por cosas del directo perdimos el autobús que nos llevaría a la estación de tren, y aunque fuimos a la estación de autobuses, el que se dirigía a nuestro pretendido destino ya iba lleno. Así que nos dimos una vuelta por Bratislava, concretamente el puente SNP (Slovenského národného povstania, Alzamiento Nacional Eslovaco) "o puente del OVNI", y el castillo de la ciudad, que resistió a los mongoles, a Napoleón y a no sé quién más, y luego llegaron unos italianos de fiesta y lo quemaron. Ahora es un poco soso, pero tiene unas vistas muy chulas.

el puente SNP; detrás el barrio de Petržalka. Lástima de niebla...
El caso es que después me hice un Free Walking Tour, para dejar sitio y el lunes ir a Brno (pues no me iba a a quedar sin pisar suelo checo). El FW Tour es un paseíllo de un par de horas con una chavala de 19 años que te cuenta, en inglés, lo que hay que ver en la ciudad, y un poco de su historia, y luego le pagas la voluntad. Me parece que el tiempo, el género sexo de la persona que te lleva y su edad son grados de libertad del problema, así que digamos que consiste en que un amateur te enseña su pueblo y le das el billete más pequeño que tengas. O huyes sin darle nada, JAJAJA.

Nuestra Free Walker se llamaba Simona y nos dio una buena vuelta por Bratislava, contándonos eso que he dicho de los italianos que quemaron el castillo, y también otras cosas como que en la época socialista Praga fue proyectada como ciudad mona y Bratislava como ciudad industrial y moderna. Esto último, si hablamos del bloque comunista y de los años 60 y 70, significa la plena aplicación del feísmo como leitmotiv.


Esto es un hospital estatal en desuso frente a una iglesia modernista completamente pintada de azul cielo. Una iglesia del Celta. En este caso la cosa bonita es posterior, pero el hospital era completamente deprimente, feo y carcelario, y no creo que cuando estaba en funcionamiento fuera mucho más alegre. Aunque esta imagen es particularmente llamativa, es un fenómeno que se da mucho en la capital eslovaca, donde, según Simona, el 70% del casco histórico fue destruido entre la guerra y el afán de modernización posterior. Y lo que construyeron entonces furrulará bien (los autobuses, tranvías y trolebuses, de libro, como relojes, oiga) pero es feo como pegarle a un padre.

Luego está el asunto de las casas sin cuidar. Esto también lo noté en otros sitios, como Budapest, cuando estuve con mi familia hace ya nueve años. Están estos sitios llenos de palacetes de Sisí Emperatriz y casas añejas preciosas, pero hechas un despojo. Lo curioso es que en otros sitios (en el oeste), esas casas o están cuidadas (dentro de un orden) o fueron demolidas a saber cuándo. Por ejemplo, si la memoria no me falla, en París un rey de hace algún ciento de años mandó derruir la mayor parte de las casas para evitar incendios como el que había consumido las otras, con lo que la ciudad se renovó bastante.

En estos países comunistas parece que decidieron conservar estos edificios pero no cuidarlos, usándolos de granero o viviendas sociales o yo qué sé. Así que ahora vas por el centro y te encuentras mansiones fantasma. Conste que cada vez menos, que ya en Budapest (como os contaré, o no, ya veremos) me fijé que lo tenían más apañao todo. En Bratislava, como veis, aún les queda un poco por hacer.

Por último, otra cosa que me llamó la atención durante el paseo es lo sucio que está el centro y lo cochinos que son ellos, que así a priori pensaba yo que no. Como anécdota sabed que en la plaza del ayuntamiento nuevo pude ver un par de jeringuillas tiradas en la nieve. Cosa curiosa, pues lo que son yonquis brillaban por su ausencia (por el frío, me imagino. Vi un solo mendigo en toda mi estancia) y no me imagino a otro tipo de ciudadano usando jeringuillas en la plaza, la verdad. Pero ahí estaban todas conspicuas.

En fin, si alguna vez tenéis oportunidad, los Free Walking Tours parecen estar muy bien organizados, y son una manera bastante buena de ver, en poco tiempo, "lo que hay que ver" de los sitios. Además, por poder puedes no pagar nada. Aunque eso es mal karma, que lo sepas.

los freewalkers. La única persona gorda era yanqui

2 comentarios:

  1. Espero que con lo del género de la persona que te lleva no te refieras a su sexo. Lo de los edificios no destruidos pero mal conservados durante el comunismo tiene una explicación sencilla: falta de pasta y mal uso de la poca de que disponían. Praga se caía a cachos, pero invirtieron una barbaridad en una estatua colosal de Stalin que terminaron cuando el homenajeado llevaba años muerto, y que destruyeron a principios de los sesenta, cuando el bigotudo "dejó de molar".

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