El indescriptible sentimiento que produce traer alegría a alguien es lo mejor que existe.
Resulta que a raíz del obituario que escribí sobre mi profesor Manuel Prieto, la familia contactó conmigo. Al principio crucé algunas palabras con su hijo y nuera, los cuales comentaron en la entrada, y luego mantuvimos cierto trato por Twitter. Hace poco me invitaron a pasar por la librería científica que el matrimonio Prieto tenía en Martín de los Heros.
Digo "tenía", pero sería más indicado decir "levantó con sus manos en sus ratos libres", y si lo véis no lo creeríais. Se trata de la clásica librería con galería, estanterías de madera llenas de libros, alguna escultura... La galería es un voladizo, cuya estructura, un cajón de torsión similar al del ala de un avión, calculó don Manuel. No satisfecho con ello, adornó el canto de tal voladizo con los primeros tropecientos decimales del número Pi, que talló él mismo. En su página web podéis ver lo que describo.
En esta librería me reuní, acompañado del Artista, con la viuda de aquel, y con su hijo y nuera, y estuvimos algo más de una hora, compartiendo recuerdos y unos refrescos a los que nos invitaron. Me cohibe en cierta medida la efusión con la que esta familia recibió las palabras que escribí sobre el difunto, sobre todo porque mientras la conversación avanzaba me daba cuenta de que no había arañado más que la punta del iceberg. El Profesor Prieto era, además de maestro de diversas materias de la Aeronáutica, ponente en múltiples escuelas de ingeniería, un avezado carpintero, aficionado a encuadernar libros (para lo cual disponía de una guillotina industrial y un par de prensas en el sótano), y tocaba el piano. Casi tengo la sensación de no haberle hecho justicia. Sin embargo, doña Isabel quiso regalarme dos libros escritos por su marido, con copias de los cuales estudié yo en su momento Mecánica, y que son de los más didácticos que he abierto. Otros compañeros de otras carreras también han estudiado con ellos.
Verdaderamente volví a casa asombrado y conmovido.
Resulta que a raíz del obituario que escribí sobre mi profesor Manuel Prieto, la familia contactó conmigo. Al principio crucé algunas palabras con su hijo y nuera, los cuales comentaron en la entrada, y luego mantuvimos cierto trato por Twitter. Hace poco me invitaron a pasar por la librería científica que el matrimonio Prieto tenía en Martín de los Heros.
Digo "tenía", pero sería más indicado decir "levantó con sus manos en sus ratos libres", y si lo véis no lo creeríais. Se trata de la clásica librería con galería, estanterías de madera llenas de libros, alguna escultura... La galería es un voladizo, cuya estructura, un cajón de torsión similar al del ala de un avión, calculó don Manuel. No satisfecho con ello, adornó el canto de tal voladizo con los primeros tropecientos decimales del número Pi, que talló él mismo. En su página web podéis ver lo que describo.
En esta librería me reuní, acompañado del Artista, con la viuda de aquel, y con su hijo y nuera, y estuvimos algo más de una hora, compartiendo recuerdos y unos refrescos a los que nos invitaron. Me cohibe en cierta medida la efusión con la que esta familia recibió las palabras que escribí sobre el difunto, sobre todo porque mientras la conversación avanzaba me daba cuenta de que no había arañado más que la punta del iceberg. El Profesor Prieto era, además de maestro de diversas materias de la Aeronáutica, ponente en múltiples escuelas de ingeniería, un avezado carpintero, aficionado a encuadernar libros (para lo cual disponía de una guillotina industrial y un par de prensas en el sótano), y tocaba el piano. Casi tengo la sensación de no haberle hecho justicia. Sin embargo, doña Isabel quiso regalarme dos libros escritos por su marido, con copias de los cuales estudié yo en su momento Mecánica, y que son de los más didácticos que he abierto. Otros compañeros de otras carreras también han estudiado con ellos.
Verdaderamente volví a casa asombrado y conmovido.
A nosotros también nos conmovió la sensibilidad que demostraste escribiendo sobre él. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQue bonito poder alimentar el espíritu con el alimento que dejaron los seres queridos y admirados con los que compartimos tanto... Hoy es el día de mi cumpleaños... Gracias por compartir conmigo este regalito, familia.... Marga paz
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