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lunes, 3 de diciembre de 2012

Que estaba tocando palmas


Tengo el ordenador en el servicio técnico, por eso no estoy dando muchas señales de vida por aquí. Para amenizar un poco el inicio del mes de diciembre voy a colgar unas fotos con sus escuetas explicaciones.


Gambas rebozadas con salsa de cilantro, también del libro de Maca Feijóo (que me regaló, no  que escribiera). La salsa sabía a mojo picón y el ajo nos repitió todo el día, así que exquisito. Y sí, las serví con unas rodajas de naranja, y no, no fue idea mía, pero queda muy mono, no?


Esto es una receta de arroz "mexicano" de Ferrán Adriá, que le gusta mucho a Denis. Lleva cebolla batida, cilantro (otra vez), maíz y ajo. Lo usamos para acompañar unas pechugas de pollo y estas no le llegaban a la suela de los zapatos.


Y ayer cenamos una patatada bastarda, como dicen estos. Con toda la grasa que pudimos encontrar, porque, por Santiago, hace más frío en Madrid que en la comunión de Pingu, y en Churruca 3 no tenemos calefacción. Bueno, tenemos unos radiadores eléctricos, de esos que calentar no calientan y consumir consumen como si fuera su último día en la Tierra.

Conste que estoy muy a gusto con el frío, sobre todo porque se exagera muchísimo con la calefacción en España en general y en Madrid en particular. No sólo es irresponsabilísimo desde el punto de vista ecológico; también es un coñazo entrar en una tienda y asarte de calor, y estoy convencido (al igual que Denis) de que tanto radiador encendido nos hace débiles y más propensos a los catarros. Yo por ahora estoy mejor que nunca en estas fechas, entre esta casa y sentarme al lado de la ventana en clase. Ventana que abro, por supuesto.


También ayer, por la mañana, fuimos Iris y yo al parque Juan Carlos I, que está en Campo de las Naciones, tan al nordeste de Madrid que se ven los aviones aterrizar en Barajas. El parque es bastante grande y bastante nuevo; los arbustos son muy bajos todavía, aunque tiene árboles ya crecidos y presumiblemente trasplantados. Mención especial merece un olivar precioso por el que es una gozada pasear. Asimismo, hay numerosas obras de arte (esculturas y tal) salpicadas por el área, y si bien las hay mejores y peores, en lo que coincidimos es que las cartelas explicativas eran lo más cursi, ñoño y vomitivo que pudieran haber escrito.

Vimos un montón de perros siendo paseados, muy riquiños, y no pasamos nada de frío porque daba el solete. Comimos unos bocatas, leímos nuestros libros libres y pasamos una buena mañana dominguera.

pese a la nefanda amenaza de las profundidades