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lunes, 21 de marzo de 2016

Por quién doblan las campanas

imagen de library.sc.edu
En febrero leí, de un tirón, al señor Hemingway en Por quién doblan las campanas. Para quien no lo sepa, se trata de una novela ambientada en la guerra civil española, cuyo protagonista es un americano que combate junto a las Brigadas Internacionales, Robert Jordan. Jordan traba trato y trabaja con un grupo de guerrilleros de la Sierra de Guadarrama, cerca de Navacerrada. El abultado volumen describe unos pocos días de convivencia de Jordan con los guerrilleros, todos ellos españoles, previos a la voladura de un puente que es la misión que aquel ha acudido a cumplir.

El relato guarda ciertos paralelismos con la vida del propio Hemingway, que también fue un americano venido a España en tiempos de guerra, si bien como corresponsal. A través de su protagonista, Hemingway expresa su propia experiencia de primera mano en lo que era nuestro país hace ya casi cien años. A Hemingway le encantaba el toreo, como se puede ver en su novela Fiesta, y a Robert Jordan también; además algunos de los personajes tienen lazos con el mundo del toreo o bien lo traen a colación con frecuencia.

La descripción que hace la novela de la España de los años 30 no sé si es completamente veraz, pero desde luego es algo que todo español debería leer. Y no lo digo porque salgamos muy guapos, ni por lo contrario. La valoración moral de cada personaje es independiente del bando al que pertenezca, lo cual es un evidente acierto, y el carácter español es tan ácida pero cálidamente retratado desde los ojos de un extranjero que uno no puede menos que enternecerse extrañamente ante ello.

En la cuadrilla que coexiste con Jordan hay gente noble, cobarde, astuta, simple, ambiciosa, humilde, pesimista y optimista, variedad igualmente presente en el resto de personajes descritos en la novela. Lejos de encumbrar al bando republicano, con el cual al parecer se alineaba Hemingway mismo, se relatan dos sucesos de asesinatos por parte de aquel que a ninguna persona con principios le pueden parecer de recibo.

Y sin embargo, los personajes, paisajes y situaciones son relatados con sencillez y ternura. La idiosincrasia española se desgrana con un cariño que hace a uno sentirse, curiosamente, orgulloso de su país:

Ella había dicho la gloria. "Eso no tiene nada que ver con la gloria en inglés ni con la gloire, de que los franceses hablan y escriben. Es algo que se encuentra sólo en el cante jondo y en las saetas. Está en el Greco y en San Juan de la Cruz..."

Señores preocupados de que sus prójimos amen a España: regálenles a Hemingway el próximo día del libro.


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Por cierto que adquirí el ejemplar que leí hace un par de años o tres, en el establecimiento que entonces se llamaba "Libros libres" y que ahora se llama Tuuu Librería, que es un nombre peor, en mi opinión, pero bueno. De aquella, podías llevarte (o donar) cuantos libros quisieras, simplemente con tal de que en el libro se sellase la inscripción "Este libro es libre: No se compra · No se vende". Nació de la necesidad de deshacerse de libros de difuntos, bibliotecas desmanteladas y cosas así, y originalmente sus trabajadoras eran voluntarias.

sábado, 12 de marzo de 2016

Comida de hoy: ensalada de salmón y pera

Con lo poco que escribo últimamente, también hacía tiempo que no hablaba de comida. Desde diciembre, he vuelto a cocinar con cierta asiduidad, pero había perdido el interés por compartirlo. En fin, hoy no es así. Hoy hemos hecho una sencilla ensalada con tomate, lechuga y una rodaja de salmón, que se me ocurrió complementar con una pera. Luego, a sugerencia de Iris, le añadimos sésamo, y por último nueces. Y aunque a mí no me gusta demasiado el vinagre, esta vez me pareció que le sentaría bien un chorrito de Módena.

dorando el salmón y tostando el sésamo

tres tomates raff, una pera, una rodaja de salmón a la plancha y una cucharadita de sésamo
 
lechuga, aceite y vinagre al gusto
Como el salmón es grasiento de por sí, decidí no echar mucho aceite ni otras grasas como queso o aguacate, que son típicas aquí en casa Garabastor.

Y eso.